La Capilla Real de Granada, un monumento funerario para los últimos reyes Trastámara

Una de las preocupaciones de los monarcas y soberanos que han regido reinos y países a lo largo de toda la historia ha sido siempre la de ser recordados tras su fallecimiento. Mientras que unos prefieren dejar una huella inmortal a través de un fructífero gobierno o grandes hazañas militares, hay quienes se decantan por hacerlo a través de un recuerdo tangible y material, para que su memoria permanezca a vista de todos. Otros tantos, sin embargo, se decantan por ambas formas, como así fue el caso de Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón, más conocidos como los Reyes Católicos.

Una vez que habían pacificado Castilla, habían puesto fin a la denominada Reconquista y emprendido también la gran empresa de las Indias que tendría por resultado el descubrimiento de un nuevo continente, los monarcas decidieron que había llegado la hora de levantar un monumento funerario donde fueran recordados por las generaciones venideras. Granada fue el hecho por el que se ganaron el favor de toda Europa y, en buena medida también, el motivo por el que se alzaron con el título de Reyes Católicos, por lo que fue en el que fue el último reducto musulmán de la península Ibérica donde decidieron reposar para la eternidad, ordenando así la construcción de la Capilla Real. ¿Vienes a descubrirla?

Historia de la Capilla Real de Granada

Los Reyes Católicos no solo quisieron dejar huella de la recuperación del Reino de Granada y el fin de la Reconquista con la colocación de una granada entre los cuarteles de Castilla y Aragón, en el entado en punta del escudo real, sino también con la decisión de enterrarse en la ciudad que tanto trabajo y tesón les costó arrebatar al Islam. El 13 de septiembre de 1504, estando la Corte en Medina del Campo, los monarcas expidieron la Real Cédula con la que fundaban la Capilla de los Reyes bajo la advocación de los Santos Juanes, es decir, el Bautista y el Evangelista. Con esta decisión, relegaban a un segundo plano al Monasterio de San Juan de los Reyes, el cual habían fundado en Toledo para conmemorar su victoria en la Guerra de Sucesión Castellana y que, en un principio, iba a ser también su lugar de enterramiento.

Doña Isabel la Católica firmando su testamento. Fuente: Museo del Prado

El 26 de noviembre de 1504 falleció la reina Isabel I de Castilla en Medina del Campo y se emprendió el traslado del cuerpo de la soberana hasta Granada. Siguiendo su expreso deseo, fue enterrada en el Convento de San Francisco que había sido fundado dentro de la Alhambra, aunque fue provisional, pues su destino definitivo iba a ser el templo fúnebre que habían fundado la soberana y su esposo. Fernando II de Aragón, a pesar de casarse en segundas nupcias, también confirmó su deseo de ser sepultado en la Capilla Real granadina junto a la difunta reina de Castilla.

La reina Isabel no pudo ver comenzadas las obras de la Capilla Real de Granada, puesto que comenzaron un año después de su fallecimiento. Casualmente, el rey Fernando no pudo verla terminada tampoco, puesto que fue concluida un año después de su muerte, acontecida en 1516. El templo fue construido junto a la antigua mezquita mayor de la ciudad, bajo la dirección del arquitecto Enrique Egas y fue diseñada en estilo gótico isabelino, última corriente artística del arco ojival en España antes del asentamiento del Renacimiento que en ese momento ya imperaba en Europa a comienzos del siglo XVI. Posteriormente, la catedral a la que está conectada la capilla sí que sería levantada en esa nueva corriente artística.

Fachada Catedral de Granada. Fuente. granada.info

El resultado después de más de diez años de obra fue la capilla fúnebre más grande de toda España, un privilegio que todavía hoy mantiene. El 10 de noviembre de 1521, los cuerpos de los Reyes Católicos fueron trasladados hasta la cripta sepulcral de la Capilla Real, siguiendo así sus últimas voluntades. A ellos se unirían con el paso de los años otros muchos personajes reales, como el cuerpo del rey Felipe I de Castilla, la emperatriz Isabel de Portugal, el del príncipe Miguel de la Paz y, por supuesto, el de la reina Juana I de Castilla, que tras fallecer en 1555 en Tordesillas sus restos se trasladaron hasta Granada en 1574, para ocupar el lugar que como reina propietaria de Castilla y Aragón le correspondía.

Fachada de la Capilla Real de Granada. Fuente: capillarealgranada.com

En definitiva, la Capilla Real se convirtió en el centro espiritual de Las Españas y todo apuntaba a que, con la decisión del Emperador Carlos V de enterrarse en Granada hasta que cambió de idea en su último testamento, se iba a convertir en el panteón de la Familia Real española. Sin embargo, todo ello se quebró con la construcción del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, poniendo un punto y aparte en su historia. Desde entonces, el templo fúnebre de Granada se quedó como el símbolo de los últimos Trastámara y, en concreto, de la monarquía de los Reyes Católicos, mientras que el complejo del Monte Abantos construido por orden de Felipe II se convirtió en el reflejo de la nueva Corona reforzada por el poder de los Austrias.

Qué ver en la Capilla Real de Granada

El estilo sobrio y austero que identificó a la reina Isabel La Católica se aprecia en el mismo lugar en el que descansan sus restos. La Capilla Real no es un templo más, sino que es el espacio en el que los soberanos de Castilla y Aragón reposan, por lo que las connotaciones políticas también encuentran cabida entre sus muros. Por ejemplo, a nadie le extrañará encontrar los símbolos que identificaron a los monarcas, como yugos, flechas o sus propias iniciales. Con todo, se quiso demostrar su poderío hasta la eternidad y la victoria que obtuvieron en la recuperación de la ciudad en 1492.

Nave central

Después de haber adquirido las entradas en la lonja, una dependencia anexa construida en 1518 durante el reinado de Carlos V y en la que se muestran retratos de los reyes fundadores, se accede a la nave central del templo, en la que no se dejan de observar en todo momento el escudo de los Reyes Católicos, evidenciando que su legado histórico permanece vivo y eterno. Dos capillas laterales, una de ellas dedicada a la Santa Cruz y otra a San Ildefonso, suponen la antesala del Altar Mayor, protegido por una impresionante reja que protege asimismo los mausoleos reales y la cripta sepulcral.

Nave central de la Capilla Real de Granada. Fuente: capillarealgranada.com

Precisamente, el retablo mayor es una de las grandes joyas artísticas de la Capilla Real de Granada, una portentosa obra firmada por Felipe Bigarny ejecutada en 1502-1522. Unidad política, religiosa y territorial tiene cabida en este conjunto de piezas, a contemplarse en él, respectivamente, a los Santos Juanes, la vida de Cristo y a los Reyes Católicos como héroes de la Cristiandad conquistando Granada a los musulmanes.

Mausoleos y cripta

Entre el altar mayor y la reja se encuentran los sepulcros reales de los últimos reyes Trastámara que se sentaron sobre el trono de los reinos españoles. Esta zona de la capilla tiene la consideración de Aula Regia gracias al mandato de Carlos V, que le elevó a esta dignidad a través de una Real Cédula el 31 de julio de 1539. Esta distinción significa que a los cuerpos reales se les tiene la misma veneración y acatamiento que se les tendría en su presencia, como si estuvieran vivos. Sin duda, con esta decisión la Capilla Real se elevaba a un rango superior al de otros panteones regios de España.

Sepulcro de los Reyes Católicos. Fuente: capillarealgranada.com

El sepulcro de los Reyes Católicos fue ejecutado por Doménico Fancelli y es de un gusto renacentista italiano exquisito. Fue realizado en Florencia entre 1514 y 1517, siendo traído hasta Málaga desde Italia y trasladado hasta Granada para su colocación en la Capilla Real. A su lado, se encuentra el de Juana I de Castilla y su esposo Felipe, que fue ejecutado por Bartolomé Ordoñez. Este último fue encargado por el propio Carlos V en 1518 y no sería colocado en su lugar definitivo hasta 1603, por orden ya de Felipe III. Como curiosidad, cabe señalar que entre los cenotafios hay un cirio y dos lámparas de aceite encendidas de forma perpetua. Se trata de una disposición de los propios Reyes Católicos recogida en la Real Cédula de 1504.

Sacristía y museo

Siguiendo los pasos de los legendarios faraones, los Reyes Católicos también quisieron disfrutar de la eternidad rodeado de algunos de sus objetos más personales. Por ello, la propia reina Isabel donó en testamento a su Capilla Real numerosas joyas, ornamentos o reliquias, algo que también amplió su esposo, como por ejemplo con el traslado de su biblioteca o varios juegos de tapices y cuadros. Algunos de estos preciados y valiosos tesoros ya no se encuentran en este espacio. Por ejemplo, Felipe II trasladó las obras bibliográficas a la biblioteca del Monasterio de El Escorial.

Museo de la Capilla Real de Granada. Fuente: capillarealgranada.com

En la sacristía de la Capilla Real se ha creado un espacio museístico en el que se exponen todas estas piezas históricas que los monarcas legaron al templo funerario, elementos que nos ayudan a profundizar en su reinado y en el período histórico que vivieron. Entre todos ellos, el que más llama la atención por los turistas es la corona y el cetro de la propia reina Isabel, protegidos en una vitrina en la que también se puede contemplar la espada que el Rey Fernando portaba al presentar batalla.

La Capilla Real es uno de los lugares con más historia de toda España, un rincón en el que poder reencontrarse con las huellas de nuestro pasado y con ese período de la historia que quiso escapar del ambiente medieval para caminar hacia la modernidad. Después de la Alhambra, es el monumento más importante de Granada, por lo que su visita es obligada. Seas o no seguidor de las huellas de los Reyes Católicos, debes visitarla, puesto que, sin lugar a dudas, recorrerla te hará sentir un verdadero #turistaenmipaís.

J.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

GARCÍA GALLADOR, M. T. (2018). La Capilla Real de Granada. El estudio interdisciplinar de un monumento granadino. Innovación docente interdisciplinar en la universidad. Estudio de la Arquitectura, el Derecho y la Historia del Arte del patrimonio histórico-artístico de la ciudad de Granada a través de la fotografía estereoscópica, pp. 281-306. Granada: Universidad de Granada, Editorial Universidad de Granada. Recuperado de: https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=6710809&orden=0&info=link

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