De Medina del Campo a Granada: así fue el cortejo fúnebre de la Reina Isabel La Católica

El reinado de Isabel I de Castilla se extendió durante casi 30 años. La Reina no pudo alcanzar esta cifra por escasos días, ya que se vio sorprendida por la muerte el 26 de noviembre de 1504, pudiendo haber celebrado 3 décadas de reinado el 13 de diciembre. Durante todo este largo período, la Soberana experimentó la transformación a la que se estaba enfrentando la vieja Europa en la que también se integraba Castilla: dejar atrás el período medieval e introducirse de lleno en la Edad Moderna, de la mano del Renacimiento. Fueron muchos los acontecimientos históricos que se vivieron durante el gobierno que la Reina Isabel, pero destacan dos por encima del resto: el descubrimiento del Nuevo Mundo, de lo cual nunca fue consciente realmente, y la finalización de la Reconquista con la recuperación cristiana del Reino de Granada.

Isabel La Católica recibió precisamente este título, entre otros motivos, por la hazaña granadina, que supuso la extinción del último reducto musulmán de Europa. Con la entrega de la ciudad por parte del último emir granadino, Boabdil, el 2 de enero de 1492, concluyó el proceso que iniciaron sus antepasados siete siglos antes. Para la Reina de Castilla, seguramente supuso el gran triunfo de la Fe cristiana sobre la musulmana, la primacía de la cruz sobre la media luna, y quiso demostrar su victoria hasta la eternidad, eligiendo Granada como destino de su descanso eterno.

La muerte de la Reina Isabel

El 13 de septiembre de 1504, estando la Corte en Medina del Campo, Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón expidieron la Real Cédula con la que fundaban la Capilla de los Reyes o Capilla Real bajo la advocación de los Santos Juanes, es decir, el Bautista y el Evangelista, por los que siempre profesaron especial devoción, especialmente la Reina. Desde el mes de julio de ese mismo año, arrastraba una enfermedad que provocó que su vida se fuera apagando sigilosamente, por lo que se apresuraron para preparar su vida celestial, cuando la terrenal estaba a punto de concluir. El 26 de noviembre de 1504, en torno al mediodía, se escuchó en el Palacio Real Testamentario de Medina del Campo el último latido del corazón de la Reina de Castilla.

Fachada del Palacio Real Testamentario de Medina del Campo. Fuente: Web del Palacio

El testamento de la Reina Isabel, además de ser una de las grandes joyas del patrimonio documental español, explica también todos los pasos que se siguieron posteriormente en lo que a celebraciones fúnebres se refiere. Mejor dicho, los que deberían haberse seguido, pues no todo se ejecutó tal y como ella dispuso. La Soberana testó el 12 de octubre de 1504 y determinó su voluntad de ser sepultada en Granada, confirmando a perpetuidad la gran victoria frente a los musulmanes contra los que tantos años estuvo guerreando. De este modo, su memoria quedaba para la eternidad en aquella ciudad que tanto le costó reconquistar, a la sombra y cobijo de la Alhambra.

Quiero y mando que si falleciera fuera de la ciudad de Granada, que sin tardanza lleven mi cuerpo entero como estuviera a la ciudad de Granada”, dejó escrito en su testamento la Reina Isabel I de Castilla. Del mismo modo, en este documento aparece recogido que ordenó ser vestida con el hábito franciscano, como así se hizo. Su cuerpo permaneció expuesto durante una jornada en el Palacio Real de Medina del Campo, en el cual falleció, y al día siguiente de su ocaso se emprendió la travesía a Andalucía.

El último viaje de la Reina Isabel

Y quiero y mando que mi cuerpo sea sepultado en el monasterio de San Francisco, que está en la Alhambra de la ciudad de Granada”. Aquel mismo cenobio que había sido construido dentro del recinto de la ciudad palatina musulmana era el destino de la procesión o cortejo fúnebre que se iba a vivir en Castilla. El traslado del cuerpo de la Reina Isabel fue llevado a cabo por un cortejo formado por cerca de 200 personas, entre las que no había solo nobles, guardias, clérigos o músicos, sino también cocineros o hasta carniceros.

«Doña Isabel la Católica dictando su testamento», de Rosales. Fuente: Museo del Prado

La travesía que se vivió durante los últimos días de noviembre y las primeras semanas de diciembre de 1504 fue realmente apocalíptica, y se hizo lo antes posible, como establecía el testamento, sin esperar a una temporada en la que el tiempo fuera más apacible. De acuerdo con el relato de Pedro Mártir de Anglería, la tristeza de todo el reino de Castilla era la misma que sentían los cielos, “llorando todo el viaje las nubes. En todo el camino no vimos sol, ni aun estrellas; llovía de noche y de día”, relataba el humanista italiano, protagonista y participante de aquel fúnebre cortejo.

Las principales paradas del viaje

El viaje hasta Granada duró veinte días, entrando en la ciudad el 18 de diciembre de 1504, cuando el cuerpo de la Reina fue inhumado en el Monasterio de San Francisco de la Alhambra, siguiendo su expreso deseo. Hasta llegar a la ciudad andaluza, recorrieron diversos puntos del reino de Castilla. Entre las paradas que realizaron, destaca Arévalo, la villa abulense en la que Isabel La Católica creció y disfrutó de su infancia. En Cardeñosa, también en Ávila, falleció su hermano Alfonso, del que heredó los derechos dinásticos para suceder a Enrique IV, y también en esta localidad se rindieron honras al féretro de la Reina.

«Entierro de Isabel La Católica», de Salvador Viniegra. Fuente: Alcázar de Segovia

Sin salir de la provincia de Ávila, sobresale también el alto en Cebreros, uno de los puntos clave en la negociación entre Enrique IV e Isabel para confirmar a esta como Princesa de Asturias y heredera, lo que desembocó en la firma de los que han pasado a la historia como Tratados de Guisando. En esta localidad, además de las celebraciones fúnebres pertinentes, se dice que un carpintero efectuó un armazón de madera para transportar mejor el féretro, que constantemente se cubría con cueros para evitar al máximo que la humedad del camino penetrase en el interior.

Toledo fue otra de las paradas que se realizaron. En esta ciudad, los Reyes Católicos habían fundado y ordenado construir el Monasterio de San Juan de los Reyes para conmemorar su victoria en la Guerra de Sucesión Castellana y que, en un principio, iba a ser también su lugar de enterramiento. Sin embargo, sus planes se vieron modificados por la creación de la Capilla Real en Granada.

Interior de San Juan de los Reyes. Fuente: Toledo Monumental

A pesar de ello, la iglesia monacal recibió la visita del féretro de su fundadora. Cabe destacar que la Reina había determinado que su cuerpo, en caso de no poder trasladarse a Granada por el tiempo o la distancia «en tal caso lo pongan y depositen en el Monasterio de San Juan de los Reyes de la ciudad de Toledo«. Fue un acierto esta parada. Por su parte, no se pudo honrar de cuerpo presente a la Reina en la Catedral Primada, pues el temporal urgía llegar cuando antes a Granada.

Las voluntades que no se cumplieron

Como hemos comentado, el 18 de diciembre de 1504 fue enterrado el cuerpo de la Reina Isabel en el Monasterio de San Francisco de la Alhambra. Apenas unos días antes, Granada había recibido la misiva que anunciaba el fallecimiento, por lo que hubieron de apresurarse para preparar la llegada del cortejo fúnebre. Como consecuencia de que Íñigo López de Mendoza y Quiñones, conde de Tendilla y alcaide da la Alhambra, no había sido informado de las últimas voluntades de la Soberana, organizó unos funerales similares a los de Fernando III El Santo en Sevilla, aunque reducidos a última hora tras informarle de los deseos de la difunta.

Y quiero y mando que las exequias sean sencillas, y lo que se hubiese gastado en unas grandes exequias se destine a vestir pobres y, la cera que hubiese ardido en demasía se envíe a aquellas iglesias pobres que consideren mis albaceas para que arda ante el Sacramento”, fue lo que dispuso la Reina Isabel. Sin embargo, nada de eso ocurrió. Granada entera se vistió de luto. Un túmulo recibió el féretro en la puerta de Elvira, y desde allí comenzó la procesión hasta la colina de la Alhambra, pasando por el Realejo o el Carmen de los Mártires.

Vista del Monasterio de San Francisco de la Alhambra, actual Parador de Granada

Finalmente, la comitiva llega hasta el Monasterio de San Francisco, donde, tras el responso y el cierre de la capilla ardiente que debió instalarse, el cuerpo fue inhumado en una losa baja decorada al estilo nazarí. De nuevo, no se cumplió la voluntad de la Reina, que dispuso en su testamento “en una sepultura baja que no tenga relieve alguno, salvo una losa llana con letras esculpidas en ella”. Todavía hoy, los bellos sepulcros renacentistas de Doménico Fancelli de la Capilla Real ignoran el último deseo de la Reina de Castilla.

La tumba actual de Isabel La Católica

Quiero y mando que si el rey, mi señor, eligiere sepultura en cualquier otra iglesia o monasterio de cualquier otra parte o lugar de mis reinos, que mi cuerpo sea allí trasladado y sepultado junto al cuerpo de su señoría”. En esta parte del testamento, encontramos la explicación de por qué actualmente la Reina Isabel se encuentra sepultada en la Capilla Real adosada a la Catedral de Granada. El templo había sido fundado por ella y su esposo pocas semanas antes de fallecer, por lo que no lo vio terminado, como tampoco lo hizo el Rey Fernando, que también fue enterrado en el Monasterio de San Francisco. Este edificio, actualmente, es un Parador de Turismo.

Figura yacente de Isabel La Católica en el sepulcro de los Reyes Católicos. Fuente: Archidiócesis de Granada

Los cuerpos de los Reyes Católicos harían juntos un último viaje, concretamente el 10 de noviembre de 1521, cuando en solemne traslado descendieron desde la Alhambra para recorrer Granada por última vez. Por orden de su nieto, el Emperador Carlos V, sus restos mortales fueron trasladados hasta la cripta de la Capilla Real que habían fundado en 1504. La procesión que se organizó realizó numerosas paradas frente a altares en los que se rezaron oraciones y responsos.

Quinientos años después, los Reyes Católicos continúan descansando en la Capilla Real de Granada, en su definitiva sepultura, a pesar de que su magnificencia no sea del gusto austero y sencillo que propugnó la Reina Isabel para su morada eterna. “Porque la pareja que formamos en vida, la formen nuestras almas en el cielo y la representen nuestros cuerpos en el suelo”, expresó la Soberana en su testamento respecto al deseo de reposar junto a su amado Rey y esposo.

Sepulcro de Fernando II de Aragón e Isabel I de Castilla. Fuente: Capilla Real de Granada

De Medina del Campo hasta Granada, la travesía fúnebre con los restos mortales de Isabel La Católica personificó también el final de una etapa de la historia y el comienzo de otra nueva. «Castilla, Castilla, Castilla por la Reina Juana, Nuestra Señora», se alzaban los reinos de la Corona para proclamar a su nueva Soberana. Comenzaba con ella el reinado de los Austrias sobre Las Españas, mientras todavía hoy un cirio ilumina a perpetuidad, siguiendo la voluntad de los Reyes Católicas, las tumbas de los últimos Trastámara en la Capilla Real de Granada. Historias como estas nos hacen sentir unos auténticos #turistaenmipaís.

J.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

D’ALBIS, C. (2009). Sacralización real y nacimiento de una ciudad simbólica: los traslados de cuerpos reales a Granada, 1504-1549. Chronica Nova. Revista de Historia Moderna de la Universidad de Granada (35), pp. 247-266. Recuperado de: https://revistaseug.ugr.es/index.php/cnova/article/view/1637

GARCÍA GALLADOR, M. T. (2018). La Capilla Real de Granada. El estudio interdisciplinar de un monumento granadino. Innovación docente interdisciplinar en la universidad. Estudio de la Arquitectura, el Derecho y la Historia del Arte del patrimonio histórico-artístico de la ciudad de Granada a través de la fotografía estereoscópica, pp. 281-306. Granada: Universidad de Granada, Editorial Universidad de Granada. Recuperado de: https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=6710809&orden=0&info=link

SENDINO, R. (2016). Muerte y entierro de Isabel La Católica. Medina del Campo, su origen y desarrollo. Recuperado de: http://www.delsolmedina.com/VCentenario28.htm

Testamento y codicilo de Isabel La Católica. Fuente: http://www.ub.edu/duoda/diferencia/html/es/primario16.html

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