El 1 de diciembre de 1764, concluía uno de los proyectos arquitectónicos más importantes de la historia de Madrid. Después de varias décadas de construcción, Carlos III inauguraba el Palacio Real, el que todavía hoy sigue siendo el palacio en funcionamiento más grande de la vieja Europa. Ni Versalles, ni Buckingham ni el Hofburg de Viena, solo el Palacio de Oriente madrileño, como así también se le conoce, conserva este privilegiado título. Más de 135.000 metros cuadrados y 3.418 habitaciones atestiguan y confirman la afirmación anterior, aunque son los secretos que se esconden detrás de todos sus espacios y rincones lo que más llama la atención de sus visitantes.
A lo largo de sus más de dos siglos y medio de vida, el Palacio Real de Madrid ha sido el silencioso testigo en piedra del devenir social de la capital de España y, por ende, prácticamente de todo el país en su conjunto. De hecho, el propio motivo que produjo la construcción de este emblemático monumento es uno de los episodios que más pasiones levantan entre los amantes de la historia madrileña, por lo que no es de extrañar que las estancias de este edificio alberguen, además de cuadros, ricos tapices o espectaculares relojes, muchas otras curiosidades más. ¿Te vienes a descubrir algunas de ellas?
De Alcázar a Palacio Real
El espacio que ocupa el Palacio Real de Madrid siempre ha estado ligado al poder de la Monarquía. Uno de los aspectos que pocos conocen es que, antes de construirse este gigante de piedra de estilo barroco, existía en su emplazamiento un alcázar de origen medieval, concretamente al período de dominación árabe de la ciudad, del entonces Mayrit. Los monarcas Trastámara lo frecuentaron y emprendieron reformas sobre la residencia, pero se debió a los Austrias, sobre todo a Felipe II, el impulso que se dio al edificio, convirtiéndolo en un verdadero palacio.

En el desaparecido Alcázar de Madrid acontecieron hechos históricos tan importantes como el nacimiento de Juana de Castilla, más conocida como La Beltraneja, que le disputó el trono a su tía, la reina Isabel La Católica; de sus paredes colgaron cuadros de Velázquez, como las famosas Meninas que hoy se exponen en el Museo del Prado, o en sus estancias falleció el último rey Habsburgo español, Carlos II, el 1 de noviembre de 1700. A esta dinastía le sucedió la de los Borbones, con Felipe V como primer Soberano de esta poderosa familia de origen francés.
Felipe V, que tuvo que ganar una guerra en la que se involucró toda Europa y que mermó los territorios de Las Españas para alzarse con la corona, se había criado en Versalles, por lo que el gusto castellano y austero del Real Alcázar de Madrid le llegó a horrorizar. Por ello, llevó a cabo reformas en su interior para adecuarlo a su gusto, aunque de nada sirvieron estas mejoras. La Nochebuena de 1734, estando la Familia Real en el Palacio del Buen Retiro, un terrible incendio se desató en el Alcázar, cuyos artesonados de madera ayudaron a que se propagase rápidamente. Cuadros, joyas y pertenencias eran arrojados por las ventanas del Alcázar madrileño, mientras la luz de esta histórica residencia real se apagó para siempre después de 4 días de calor y llamas.
La construcción del Palacio Real
Una de las leyendas que forman parte de la historia del actual Palacio Real se fundamenta en que el propio Felipe V ordenó incendiar el Alcázar medieval, con el objetivo de construirse un nuevo palacio que respondiera a sus gustos. Mientras se iban derribando los restos que quedaron del anterior edificio, el rey ordenó al arquitecto Filippo Juvarra diseñar el proyecto. El maestro presentó una obra verdaderamente faraónica, concibiendo un edificio de 480 metros de fachadas, 23 patios y un tamaño que se calcula en cuatro veces el actual.

La respuesta a por qué no se llevó a término el proyecto de Juvarra se encuentra en que, para haberlo levantado, se tendría que haber ubicado en otra zona de la villa, concretamente en los Altos de Leganitos, a lo que Felipe V no estaba dispuesto a renunciar, pues deseaba erigirlo sobre el anterior, además de lo costoso que suponía emprender una obra de tal magnitud. Debido al fallecimiento del arquitecto, el rey le encargó otra propuesta a Giambattista Sacchetti, discípulo del anterior, quien adaptó los planos, recibiendo el visto bueno del monarca.
El 7 de abril de 1738, comenzaron oficialmente las obras del nuevo Palacio Real de Madrid, colocando una primera piedra en la que puede leerse «Para la eternidad». El edificio se proyectó completamente en piedra, siguiendo los preceptos del barroco de la época, un gusto clasicista que rompía completamente con el ambiente medieval que había sido el protagonista en esa misma zona de la ciudad hasta hacía escasos años.
Así es el palacio más grande de Europa
A pesar de que el proyecto primitivo de Juvarra no llegó a ejecutarse, el Palacio Real de Madrid puede presumir de ser el palacio habitado más grande de Europa. Y decimos habitado porque, aunque la Familia Real española no resida en él, no deja de ser el lugar en el que tienen fijada su residencia oficial. Como hemos comentado anteriormente, el edificio, cuyas obras se extendieron hasta 1764 en que Carlos III habitó en él por primera vez, está formado por 135.000 metros cuadrados y 3.418 habitaciones, destacando también sus 870 ventanas, 240 balcones o las 44 escaleras que posee. Las comparaciones son odiosas pero, pese a lo que muchos creen, el Palacio de Versalles, cerca de París, cuenta con 67.000 metros cuadrados, por lo que el de Madrid le supera.

En la visita turística no se recorren las casi 3.500 habitaciones, pero sí algunas de las estancias más sobresalientes, alrededor de veinte. Durante el paseo por el interior del Palacio Real, los visitantes realizan un verdadero viaje al pasado, a la época dorada de la Corte española de los siglos XVIII y XIX. Uno de los momentos más impactantes es el encuentro con el Salón del Trono, el verdadero símbolo del poder de la Corona. Los dos tronos defendidos por los leones dorados, que se salvaron de la destrucción del Real Alcázar, los ricos tapices, cortinas y moquetas, los lujosos espejos o las lámparas son de un rococó tan excesivo que se llega a sufrir un stendhalazo.

En 2014, se abrió al público la Sala de la Corona, otro de los estandartes del poder real. En esta estancia se expone la Corona Real y el cetro, ambos elementos utilizados en las proclamaciones reales en el Congreso de los Diputados o en los actos más solemnes de la Corona, así como también el collar del Toisón de Oro. Sin embargo, sin duda es el Comedor de Gala el que más asombro y sorpresa despierta entre los turistas. Es el salón más mediático del palacio, habiendo sido visto en televisión en numerosas ocasiones, en las recepciones que los Reyes suelen ofrecer, por ejemplo, en las visitas de mandatarios extranjeros.

Las Reales Cocinas, que se adhirieron en 2017 a la visita del palacio, son unas de las más antiguas y mejor conservadas de toda Europa, siendo todo un privilegio poder visitarlas y saber cómo funcionaban o cómo trabajaba en ellas el personal que se encontraba al servicio de la Familia Real. Algo similar ocurre con la Real Farmacia, situada en el ala derecha, así como con la Real Armería, uno de los museos militares más fascinantes de todo el mundo. En ella se conservan joyas como armaduras del Emperador Carlos V, la espada de Fernando El Católico y piezas de la época de Felipe II.
Curiosidades históricas del Palacio Real
Una vez que hemos descubierto la historia y algunas de las estancias que nos esperan en la visita al Palacio Real, las curiosidades que rodean al edificio son otra de las cosas que más interesan a los turistas que se acercan a conocer de primera mano el principal monumento del Madrid de los Borbones. Las personas que residieron en este palacio o los hechos históricos más importantes que se han vivido en él son algunos de los secretos que esconden sus muros y que vamos a poner ahora al descubierto.
Reyes que han vivido en el Palacio Real
Desde que el 1 de diciembre de 1764, Carlos III y su Corte se instalasen en el Palacio Real de Madrid que emprendió su padre, Felipe V, todos los reyes de España hasta Alfonso XIII han habitado en su interior. Sin embargo, no solo nos estamos refiriendo a los monarcas Borbones (Carlos IV, Fernando VII, Isabel II, Alfonso XII y Alfonso XIII), sino también al propio José I, hermano de Napoleón que reinó brevemente sobre España cuando el país estuvo sometido a los franceses, o Amadeo de Saboya.

Respecto a la estancia de Pepe Botella, como así suele ser conocido popularmente José I entre los madrileños, recibió la visita de Napoleón en 1809. El emperador solamente había contemplado la escalera principal del Palacio Real cuando parece que exclamó, apoyándose en uno de los leones: «¡Hermano mío, tú estás mejor alojado que yo!«. Nada que envidiar a Versalles.
Túneles y pasadizos secretos
Los secretos del Palacio Real de Madrid también se encuentran bajo tierra. A lo largo de su historia, se han ido construyendo diferentes túneles subterráneos que unían la residencia con otros enclaves de la villa. De hecho, algunos se remontan al propio período del Alcázar, como así era el pasadizo que unía el edificio con el cercano Monasterio de la Encarnación. De hecho, en este espacio, hoy en día prácticamente cegado, llegaron a exponerse obras de Velázquez o se utilizó como sede primitiva de la Biblioteca Nacional.

Otro de los túneles más famosos es el que se construyó en tiempos de José I. El hermano de Napoleón no consiguió ganarse el favor de los madrileños, que le increpaban continuamente, por lo que el Palacio Real se convirtió en una verdadera cárcel de oro desde la que tratar de gobernar. Por ello, para tratar de salir sin ser visto, ordenó a Villanueva construir el conocido como Túnel de Bonaparte, con salida en lo que hoy en día es Madrid Río, donde una placa lo recuerda. También se conserva una puerta en el Campo del Moro.
Asalto y atentado contra Isabel II
Durante el reinado de Isabel II, el Palacio Real también fue testigo de varios hechos trascendentales. Cuando la reina era solamente una niña, el 7 de octubre de 1841 se enfrentó a un asalto por parte de los generales Diego de León y Manuel de la Concha, dentro del pronunciamiento moderado. Sin embargo, los alabarderos impidieron que se apoderasen de la reina y su hermana, cortándoles el paso en la escalera principal.

El 2 de febrero de 1852, Isabel II se dispuso a presentar en sociedad a su hija Isabel, la Princesa de Asturias que pasó a la historia como La Chata. No obstante, lo que parecía que iba a ser un día alegre se convirtió en una de las jornadas negras de su biografía. Antes de partir a la Basílica de Atocha, en la galería del Palacio Real se postró ante la reina un cura que le clavó un puñal de 20 centímetros. La Guardia Real pronto auxilió a la monarca, que, gracias a su corsé, conservado en el Museo Arqueológico Nacional, y el bordado del vestido, solo sufrió una herida de 15 centímetros. El sacerdote, Martín Merino, fue ejecutado por el atentado contra la reina.
El Palacio Real en la Segunda República
El 14 de abril de 1931, se sirvió en el Palacio Real de Madrid la última cena de la Familia Real española. Una crónica en el diario «Ahora» años después confirmó por parte de los trabajadores de palacio que se quedó intacta. El menú consistió en consomé, medallones de merluza, supremas de pularda, solomillo frío con salsa raifort, espinacas a la crema y helado de moka. Alfonso XIII, esa misma noche, partió a Cartagena, y a la mañana siguiente le siguió el resto de su familia. Desde entonces, el Palacio Real pasó a ser Palacio Nacional.

Manuel Azaña, presidente de la nueva República, residió en el Palacio de Oriente, donde todavía hay una estancia conocida como despacho de Azaña. Todo lo relacionado con la Monarquía trató de dejarse atrás, y eso se observó hasta en las propias farolas. De hecho, de aquella etapa todavía se conserva una prueba en la esquina de la fachada noroeste del edificio. Se trata de la única farola republicana que se conserva en Madrid y que, casualmente, alumbra hoy en día el Palacio Real, que recuperó su denominación con la restauración monárquica. Esta es una de las curiosidades más desconocidas por los turistas.
El Salón de Columnas en la historia de España
Uno de las estancias más solemnes del Palacio Real es el Salón de Columnas, una de las primeras que se visitan en el pase turístico. Este salón era utilizado durante el Jueves Santo para la celebración del Lavatorio y Comida de Pobres, un acto en el que los reyes de España daban de comer y lavaban los pies de 25 pobres escogidos para tal efecto, ante la atenta mirada de la Corte. Del mismo modo, fue el Comedor de Gala primitivo del palacio. Sin embargo, el uso actual que se le da es bien distinto.

El Salón de Columnas ha sido utilizado para celebrar los velatorios de la reina María de las Mercedes, Alfonso XII o del dictador Franco en noviembre de 1975. En fechas más recientes, ha sido el escenario de la firma del Tratado de Adhesión de España a las Comunidades Europeas el 12 de junio de 1985, o la sanción de la Ley Orgánica de abdicación del rey Juan Carlos I en favor de su hijo, Felipe VI, el 18 de junio de 2014.
Las Reales Cocinas en la boda de Felipe VI
Como hemos comentado anteriormente, las Reales Cocinas del Palacio Real de Madrid se abrieron e incorporaron a la visita en 2017. Se encuentran situadas en el primer sótano del edificio y su aspecto actual es el mismo que tenía a mediados y finales del siglo XIX, cuando fueron renovadas durante los reinados de Isabel II y Alfonso XII. El último uso continuado que se hizo de ellas fue durante el gobierno de Manuel Azaña.

Con la restauración de la Monarquía, las Reales Cocinas del Palacio Real no recuperaron su función primitiva. Sin embargo, sus fogones volvieron a encenderse en mayo de 2004, cuando se celebró al boda de los reyes Felipe VI y Letizia, quienes celebraron el banquete nupcial en el patio del palacio, bajo una inmensa carpa. Las cocinas fueron utilizadas como apoyo al catering que se sirvió, algo que también ha ocurrido en otras cenas de gala celebradas. En 2012, fueron definitivamente clausuradas y restauradas para incorporarlas a la visita.
Leyendas en la historia del Palacio Real
Una vez que hemos descubierto la historia del Palacio Real de Madrid y las curiosidades que forman parte de ella, llega el turno de la leyenda. Mucho se ha dicho y escrito sobre ese portentoso monumento del centro de la capital de España, pero algunas cosas no son del todo ciertas y forman parte de la tradición popular. La leyenda de las estatuas de sus cornisas o los fantasmas que lo habitan son dos de las más destacadas.
Las estatuas del Palacio Real
El 8 de febrero de 1760, Carlos III decretó que las estatuas de piedra blanca que se habían estado tallando para adornar la cornisa del Palacio Real se retirasen. Se trataba de un conjunto de 108 piezas que representaban a los diferentes monarcas de la historia de España, debiendo su ejecución a Fernando VI. La leyenda atribuye a una pesadilla de la reina madre, Isabel de Farnesio, la justificación de la decisión del rey, ya que parece que soñaba con frecuencia que un terremoto sacudía Madrid y las estatuas caían del tejado sobre ella, aplastándola.

Lejos de la leyenda anterior, lo cierto es que muchos expertos consideran que las estatuas no se colocaron por miedo a que su peso provocase problemas en la estructura del edificio. Quedaron ocultas en los sótanos del palacio, hasta que en el reinado de Isabel II abandonaron el olvido y se repartieron por diversos puntos de Madrid, como en los Jardines de Sabatini o en El Retiro, así como por rincones de otras ciudades de España.
El exorcismo del Palacio Real
Puede que uno de los hechos más desconocidos sea que, durante la construcción del Palacio Real, Felipe V ordenase que se llevase a cabo un exorcismo sobre las obras y el personal que trabajaba en ellas. Fantasmas, gritos de ultratumba, apariciones y sombras inexplicables que forman parte de las leyendas del monumento atemorizaban a todos los que trabajaban en la nueva residencia real de la villa. Para muchos, eran las almas de los últimos musulmanes que habitaron el Mayrit árabe y que fueron conquistados por Alfonso VI en 1085, que volvían a atormentar al nuevo monarca.

Conjunto Histórico del Palacio Real de Madrid
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El conjunto histórico del Madrid de los Borbones tiene por protagonista al Palacio Real. Construido por orden de Felipe V sobre el solar que dejó el desaparecido Alcázar medieval, su historia está marcada por las leyendas, las anécdotas y las curiosidades. Más allá de visitar sus espectaculares estancias interiores, los visitantes no quieren dejar de conocer todos estos detalles que, sin duda, enriquecen todavía más el paseo por el interior y el exterior del edificio. Quien visite Madrid, tiene que reservar tiempo para conocer el Palacio Real. Sin duda, te hará sentir un verdadero #turistaenmipaís.
J.
Magnifica página.
Me ha encantado.
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Fantastica pagina felicidades.
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