El arte sacro es una de las producciones artísticas de mayor impacto en España. En lo que a escultura se refiere, diversos imagineros se han servido de su gubia a lo largo de los siglos para dar forma a algunos de los pasajes más importantes de la vida de Cristo. Despertando la admiración del pueblo, fueron reclamados por cofradías y hermandades penitenciales para que reflejasen en sus obras la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo. Hoy en día, esta herencia cultural la podemos contemplar en museos e iglesias repartidos por todo el país. Sin embargo, hay ciudades que destacan especialmente por conservar un gran número de estas joyas artísticas, como así ocurre en Valladolid.
La ciudad del Pisuerga atesora la colección de esculturas en madera policromada más importante del mundo. Juan de Juni, Gregorio Fernández, Pedro de Ávila, Francisco del Rincón o José de Rozas son algunos de los nombres que van íntimamente ligados a la Escuela Castellana y, especialmente, a la Pasión vallisoletana. Con sus manos dieron forma a la madera, convirtiéndola en obras de arte que acabaron siendo imágenes de fervor y devoción popular, cobrando auténtica vida con el embrujo de la primera Luna llena de primavera en su discurrir silencioso y solemne por las calles de Valladolid. Ese mágico momento todavía hoy se sigue sucediendo, especialmente la tarde de Viernes Santo, donde una única procesión congrega a 33 pasos que abarcan del siglo XVI al XXI, alumbrados por las 20 cofradías penitenciales existentes en la ciudad. Descubre a continuación la historia y configuración de la Procesión General de la Sagrada Pasión del Redentor.
La identidad de la Semana Santa de Valladolid
Cuando hablamos de la Semana Santa en España, es imposible no pensar en las multitudinarias y exuberantes procesiones de las ciudades andaluzas, que contrastan con el recogimiento y el silencio propio de los desfiles procesionales del tercio norte de España. En este último grupo, destaca especialmente Valladolid, cuyas procesiones tienen diversas características que las convierten en únicas respecto de todas las demás que podamos contemplar a lo largo y ancho del país.

Históricamente, la ciudad del Pisuerga siempre ha destacado por su tradición cofrade, contando todavía con agrupaciones cuyo origen se remonta a los siglos XV-XVI. Tal es el caso de la Cofradía Penitencial de la Santa Vera Cruz, cuya existencia ya se documentaba en 1498, siendo la más antigua de Valladolid. Actualmente, 20 cofradías penitenciales organizan la Semana Santa vallisoletana, muchas de ellas fundadas también a lo largo del siglo XX, cuando se ha llevado a cabo progresivamente la reorganización de sus procesiones, actos y desfiles, un proceso que continúa en la actualidad, introduciendo cada año cambios y novedades, pero que no provocan la pérdida de sus señas de identidad, ganándose la atención de devotos, turistas y visitantes.
La principal característica de la Semana Santa de Valladolid es palpable a la hora de contemplar sus pasos, que reciben este nombre en contraposición del término «trono» que se utiliza en otras partes de España, como en Málaga. En ellos se sitúan imágenes de bulto redondo, realizadas en madera policromada, que no se visten con ropajes u otros completemos textiles, mostrando la talla al completo. Esto no implica, sin embargo, que no veamos en la Semana Santa vallisoletana representaciones de candelero y de vestir, como Nuestra Señora de la Soledad de la Orden Franciscana Seglar, del siglo XVII, pero verdaderamente son excepciones muy puntuales.

Otra de las características de la Semana Santa de Valladolid la encontramos en que las diversas cofradías representan con sus imágenes la totalidad de los pasajes de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo, abarcando desde la Entrada Triunfal en Jerusalén, pasando por la Oración del Huerto, el Calvario o la Soledad de la Virgen, hasta la propia Resurrección. En definitiva, la escultura sirve de verdadero catecismo, algo que se observa a la perfección con la Cofradía de las Siete Palabras, que procesiona siete pasos de crucificados cuya finalidad es representar con cada uno de ellos las siete últimas palabras que Cristo pronunció en la crucifixión.

La representación de todos los pasajes de la Pasión distingue a Valladolid de otras ciudades del país, especialmente andaluzas, donde la tradición responde a que cada hermandad saque a la calle una imagen de Cristo y, detrás de la misma, una de la Virgen en actitud Dolorosa o de Soledad. Además, estas últimas tallas marianas suelen estar en un paso o trono bajo palio, mientras que en Valladolid hay ausencia total de este característico dosel, no existiendo, hasta el momento, ninguna Cofradía que procesione una Virgen de esa forma.

Otra de las señas de identidad de la Semana Santa de Valladolid la encontramos en la forma de procesionar sus pasos. Aunque en los últimos años varias cofradías están retomando la tradición de portarlos en andas, todavía se mantiene la modalidad de transportarlos también con ruedas, principalmente aquellos que participan en la Procesión General de la tarde de Viernes Santo. Finalmente, cabe señalar que Valladolid puede presumir de que anualmente el Ministerio de Cultura cede varias tallas del Museo Nacional de Escultura para que las alumbren sus cofradías, que abandonan por unas horas sus vitrinas para desfilar por las calles y cumplir con la función para la que fueron creadas. En relación con lo anterior, señalar que estos pasos siempre procesionan en ruedas por motivos de seguridad.
De la Procesión del Santo Entierro a la General
A pesar de que la actividad de las cofradías penitenciales de Valladolid se remontaba a los siglos XV-XVI, las procesiones entraron en un período de decadencia a lo largo del XVIII. Las valiosas y exquisitas imágenes salidas de la gubia de los grandes imagineros de la Escuela Castellana permanecían en los altares de sus iglesias y capillas a lo largo de todo el año, pero también en muchas ocasiones durante los días de Semana Santa. Sin embargo, el recuerdo del esplendor de la Pasión vallisoletana fue transmitiéndose de generación en generación y nunca se olvidó, anhelando tanto los cofrades como la población en general que un día se recuperase, como así acabó sucediendo a partir de 1810.

Durante la ocupación francesa de España, el General Kellerman tenía encomendado el gobierno sobre Valladolid, Palencia, León, Toro y Zamora, estando establecido en el Palacio Real de la ciudad del Pisuerga. Hasta él llegaron los ecos del pasado, de la solemnidad y grandeza de la Semana Santa vallisoletana que tenía por protagonista a las joyas del arte de madera policromada. Para ello, y apoyándose en José Timoteo, que no solo era comisario de policía, sino que también formaba parte de varias cofradías penitenciales, ordenó que se procediera a reorganizar los desfiles procesionales, centrándose en el Viernes Santo. Aquella decisión marcaría un antes y un después en la historia de la Pasión de Valladolid.
El 21 de abril de 1810, a las 18h00, se reunieron las 5 cofradías históricas de Valladolid en la Iglesia Penitencial de las Angustias, dando comienzo a la Procesión del Santo Entierro. Se trata del antecedente directo de la actual Procesión General de la Sagrada Pasión del Redentor que se celebra también cada Viernes Santo. En aquel extraordinario desfile, que también atravesó la Plaza Mayor como ocurre en la actualidad, las cofradías de la Piedad, Jesús, Pasión, Vera Cruz y Angustias alumbraron los siguientes 8 pasos: Oración del Huerto, Atado a la Columna, Ecce Homo o Cristo del Gallo, Jesús Nazareno, Cristo crucificado, Descendimiento, Cristo Yacente y Virgen de los Cuchillos o de las Angustias.

Un año después, la Procesión de Santo Entierro volvió a repetirse, pero pronto comenzó a difuminarse de nuevo, alternándose con las procesiones de Regla de las cofradías. El punto de inflexión definitivo llegó en 1922, de la mano del Arzobispo Remigio Gandásegui. Aquel año no salió a causa de la lluvia, estrenándose al siguiente, cuando se organizó la gran Procesión General de Viernes Santo, pilar fundamental de la reformada Semana Santa de Valladolid, que recuperó su majestuosidad, mantenida hasta la actualidad. De hecho, la Pasión vallisoletana está declarada de Interés Turístico Internacional y fue la primera Semana Santa de España que alcanzó esta importante distinción.
A lo largo del siglo XX, y sobre todo tras finalizar la Guerra Civil, se terminó de configurar la procesión de Viernes Santo, añadiendo nuevas cofradías que fueron surgiendo de forma paulatina, alumbrando históricos pasos o dando lugar a la ejecución de otros nuevos, pero tratando de priorizar lo primero. En 1946, adoptó su actual denominación: Procesión General de la Sagrada Pasión del Redentor.
La Procesión General de la Sagrada Pasión del Redentor en la actualidad
Desde su origen en 1810, atravesando por su posterior refundación en 1922, la Procesión General de la Sagrada Pasión del Redentor ha ido incorporando sucesivamente pasos y cofradías, hasta consagrarse hoy en día como uno de los desfiles procesionales más importantes de España. Sin duda, es un acontecimiento imprescindible para los amantes del arte sacro y la Semana Santa, al congregar a 20 cofradías que alumbran un total de 33 imágenes y conjuntos escultóricos, recorriendo la Pasión y Muerte de Cristo al completo.

Al igual que ocurrió en la procesión de 1810, la actual Procesión General de Viernes Santo de Valladolid también comienza en la Iglesia Penitencial de Las Angustias, frente al Teatro Calderón. Allí empiezan a desfilar los 33 pasos, abriendo el cortejo la cruz y ciriales de la Catedral Metropolitana. Todas las cofradías portan sus imágenes a ruedas durante esta procesión y se dirigen hacia la Plaza Mayor, donde se producen las estampas más sobrecogedoras. También la Calle Santiago o Miguel Íscar son puntos donde poder contemplar al completo el cortejo procesional.

Aunque la carrera oficial de la Procesión General de la Sagrada Pasión del Redentor finaliza en Cánovas del Castillo, verdaderamente se da por concluida cuando, al regresar Nuestra Señora de las Angustias a su Iglesia Penitencial, se canta la Salve Popular ante la imagen. Esta Virgen, que cierra la procesión al representar la soledad de María, es la que más devoción despierta entre los vallisoletanos, lo que hace que se le conozca como Señora de Valladolid. Además de eso, es una de las tallas más antiguas de las que procesionan en Semana Santa, siendo ejecutada por Juan de Juni en torno a 1561, inspirándose en el sufrimiento de su hija enferma para esculpirla. Sin duda, todo un tesoro del arte renacentista.
Cofraías y pasos de la Procesión General
La Procesión General de la Sagrada Pasión del Redentor es un verdadero museo al aire libre en el que las 20 cofradías penitenciales de Valladolid exhiben las más valiosas tallas de madera policromada de todo el orbe cristiano. Además, es la procesión más pura y vallisoletana de cuantas suceden a lo largo de la Semana Santa en la ciudad, al reunir todas las señas de identidad que previamente hemos comentado: todas las esculturas son de bulto redondo, las imágenes van en pasos de ruedas y predomina el más absoluto recogimiento para remarcar el luto por la muerte de Cristo, destacando que, por ejemplo, las imágenes de la Virgen son desposeídas en algunos casos de sus coronas y enseres de realeza para enfatizar su dolor y soledad.

A continuación, recogemos los 33 pasos que participan en la Procesión General de Viernes Santo de Valladolid, ordenados en función de la cofradía que los alumbra, para que así puedas identificarlos mientras los contemplas en vivo y en directo.
1. Cofradía Penitencial y Sacramental de la Sagrada Cena
- Jesús de la Esperanza (Juan Guraya, 1946)
- La Sagrada Cena (Juan Guraya, 1946)

2. Cofradía Penitencial de la Oración del Huerto y San Pascual Bailón
- La Oración del Huerto (Andrés Solanes, 1629)
- El Prendimiento (Miguel Ángel Tapia, 1995-2011)
3. Cofradía Penitencial de Nuestro Padre Jesús Resucitado y María Santísima de la Alegría
- Las Lágrimas de San Pedro (Pedro de Ávila, 1720)
4. Hermandad Penitencial de Nuestro Padre Jesús atado la columna
- Preparativos para la flagelación (José Antonio Hernández, 2004)
- La flagelación del Señor (Escuela Castellana, ca. 1650, cedido por el Museo Nacional de Escultura)
- El Señor atado a la columna (Gregorio Fernández, 1619)

5. Hermandad del Santo Cristo de los Artilleros
- Ecce Homo (Gregorio Fernández, 1620)
6. Insigne Cofradía Penitencial de Nuestro Padre Jesús Nazareno
- Nuestro Padre Jesús Nazareno (Escuela Castellana, ca. 1662)

7. Real Cofradía Penitencial del Santísimo Cristo del Despojo, Cristo Camino del Calvario y Nuestra Señora de la Amargura
- Camino del Calvario (Gregorio Fernández, 1614, conjunto cedido por el Museo Nacional de Escultura)
- Preparativos para la crucifixión (Juan de Ávila, 1679, conjunto cedido por el Museo Nacional de Escultura)
- Santísimo Cristo del Despojo (José Antonio Hernández, 1993)
8. Cofradía Penitencial de la Sagrada Pasión de Cristo
- Cristo del Perdón (Bernardo del Rincón, 1656)
9. Cofradía de la Exaltación de la Santa Cruz y Nuestra Señora de los Dolores
- La Elevación de la Cruz (Francisco del Rincón, 1604, conjunto cedido por el Museo Nacional de Escultura)

10. Cofradía de las Siete Palabras
- Padre, perdónales porque no saben lo que hacen – Cristo de los Trabajos (Gregorio Fernández, 1610, y Andrés Solanes, ca. 1629, conjunto cedido por el Museo Nacional de Escultura)
- Hoy estarás conmigo en el Paraíso – Cristo de las Batallas (Francisco del Rincón, ca. 1606)
- Madre, ahí tienes a tu hijo – Cristo de Zaratán (Gregorio Fernández, ca. 1607-1621).
- Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado) – Crucificado (Escuela Castellana, ca. 1525-1550, cedido por el Museo Nacional de Escultura)
- Sed tengo (Gregorio Fernández, ca. 1612, conjunto cedido por el Museo Nacional de Escultura)
- Todo está consumado – Cristo de la Dolorosa de Bercero (Escuela Castellana, siglo XVII)
- En tus manos encomiendo mi espíritu – Cristo de las Mercedes (Pompeo Leoni, ca. 1550-1600)
11. Hermandad Universitaria del Santo Cristo de la Luz
- Santo Cristo de la Luz (Gregorio Fernández, ca. 1630)

12. Real y Venerable Cofradía de la Preciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo
- Santísimo Cristo de la Preciosísima Sangre (Lázaro Gumiel, 1953)
13. Cofradía del Discípulo Amado y Jesús de Medinaceli
- San Juan Evangelista (Pedro de Ávila, siglo XVIII, cedido por la Catedral de Valladolid)
14. Cofradía del Descendimiento y Santísimo Cristo de la Buena Muerte
- El Descendimiento (el conjunto es de Gregorio Fernández, 1623, salvo la Virgen, que es obra de Pedro Sedano, 1757, copia de la original de Fernández)
15. Cofradía Penitencial de la Santa Vera Cruz
- Madre Dolorosa de la Vera Cruz (Gregorio Fernández, 1623)
16. Muy Ilustre Cofradía Penitencial de Nuestra Señora de la Piedad
- Cristo de la Cruz a María (Antonio de Ribera y Francisco Fermín, ca. 1642, conjunto cedido por el Museo Nacional de Escultura)
- La Quinta Angustia (Gregorio Fernández, ca. 1625)
17. Cofradía de la Orden Franciscana Seglar (VOT)
- La Santa Cruz Desnuda (Francisco Fernández León, 1993)

18. Cofradía del Santo Entierro
- Cristo Yacente (Taller de Gregorio Fernández, ca. 1631-1636)
19. Cofradía del Santo Sepulcro y Santísimo Cristo del Consuelo
- Santo Sepulcro o Los Durmientes (Alonso de Rozas, ca. 1674, José de Rozas, ca. 1696, y Juan de Ávila, ca. 1699, conjunto cedido por el Museo Nacional de Escultura)
20. Ilustre Cofradía Penitencial de Nuestra Señora de las Angustias
- Nuestra Señora de las Angustias (Juan de Juni, ca. 1561)

La vida cultural de Valladolid no se entendería sin su Semana Santa. La grandeza de sus conjuntos procesionales, labrados por los más sublimes maestros de la Escuela Castellana, se magnifica con los demás elementos que la caracterizan. Esta festividad vive su momento cumbre el Viernes Santo, con la impresionante Procesión General de la Sagrada Pasión del Redentor tan seguida y admirada por locales, visitantes y devotos. Sin embargo, desde 2014 Valladolid también desea ganarse el corazón de la UNESCO y la declaración de Patrimonio Mundial. Mientras espera ver cumplido su sueño, la Pasión vallisoletana continuará haciéndonos sentir unos auténticos #turistaenmipaís, especialmente su Procesión General.
J.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
AGAPITO Y REVILLA, J. (2007). Las cofradías, las procesiones y los pasos de Semana Santa en Valladolid. Editorial Maxtor: Valladolid.
GAVILÁN DOMÍNGUEZ, E. (2005). El hechizo de la Semana Santa. Sobre el lado teatral de las procesiones de Valladolid. Trama y fondo: revista de cultura, 7-30. Recuperado de: https://uvadoc.uva.es/bitstream/handle/10324/42983/ElHechizoDeLaSemanaSanta.pdf?sequence=1
HERNÁNDEZ REDONDO, J. I. (2016). La escultura procesional vallisoletana y su influencia en Castilla y León. En Vidal Barnabé I., Castreño Donoso A. (coords.), Arte y Semana Santa, pp. 119-144. Hermandad del Cristo: Alicante.
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