El actual escudo de la Comunidad de Madrid está conformado por dos castillos que representan la situación geográfica que ocupa entre Castilla y León y Castilla-La Mancha. Sin embargo, también recuerda el pasado histórico de la actual autonomía, que formó parte de la Corona de Castilla durante siglos. Todo ellos nos hace pensar que, al igual que en las comunidades colindantes, la región madrileña también cuente con un importante legado patrimonial en forma de castillos, como así verdaderamente ocurre. Son muchos los madrileños que, al pensar en las fortalezas que pueden visitar en la comunidad, solamente recuerdan el Castillo de los Mendoza de Manzanares el Real. Sin embargo, hay otros muchos más castillos que se pueden visitar en la Comunidad de Madrid, sin necesidad de cruzar las fronteras ni desplazarnos a visitar los de las Castillas vecinas.
La historia de la Comunidad de Madrid se viene escribiendo desde hace siglos. Que en ella se encuentra la capital del país desde tiempos de Felipe III impulsó el protagonismo de la región en el conjunto del país, aunque ya en el período medieval tuvo un papel fundamental también en el devenir de la entonces Castilla. Fruto de ello, hoy en día se conserva un importante legado de castillos, atalayas y fortificaciones que sirvieron de defensa a las villas que protegían y que, todavía hoy, son los guardianes de la comunidad y testigos vivos de su historia. ¿Te vienes a descubrir algunos de los más importantes y espectaculares?
Historia y evolución de los castillos madrileños
En 1085, Alfonso VI de León recuperaba Toledo, obligando a los musulmanes a retroceder todavía más al sur de la península Ibérica. Con ello, la actual Comunidad de Madrid se integró al Reino de León. Vicisitudes del destino conllevaron que la región pasara a integrarse al de Castilla posteriormente, a cuya Corona se vio ligada definitivamente su historia. Con la conquista del territorio madrileño, la prioridad fue garantizar la defensa del nuevo territorio conquistado, para lo cual no solo se reaprovecharon las fortificaciones andalusíes, sino que se emprendió la construcción de nuevas fortalezas, destacando de este período –siglos XII a XIV– el recinto amurallado de Buitrago del Lozoya o el Castillo de Villarejo de Salvanés, entre otros.

Las residencias señoriales fortificadas eran construidas por nobles que aseguraban el poder real de la Monarquía sobre la jurisdicción que regentaban. Se trataba de edificios sencillos, alejados de la idea de palacio que se instalaría en los siglos venideros, ya que, al ser la Corte era itinerante y no habitar en ellos permanentemente, no precisaban grandes residencias, prevaleciendo el poder defensivo. Las últimas fortificaciones medievales que se levantaron en la actual Comunidad de Madrid se construyeron en el tránsito de la Edad Media a la Edad Moderna –siglos XV y principios del XVI–. En este momento, la región, al igual que el resto de Castilla, comenzaba a dejar atrás el Medievo para introducirse plenamente en el Renacimiento.

Durante el siglo XVI, se produjo el ocaso de los castillos y fortalezas coincidiendo con la creación del Estado Moderno durante el reinado de los Reyes Católicos, que promulgaron algunas ordenanzas que prohibían la fortificación de villas y ciudades. Además de este factor político, también contribuyó a ello el cambio social: la nobleza continuó ejerciendo poder sobre sus jurisdicciones hasta el siglo XIX, pero desde lujosos y cómodos palacios en las zonas urbanas, especialmente Madrid, capital del reino, abandonando el entorno rural. También la creciente burguesía optó por construir ricas casas en la ciudad, conformado un legado artístico único que, desgraciadamente, en muchos casos no se conserva.
Castillos en la Comunidad de Madrid
De las fortalezas levantadas a lo largo de la Edad Media y principios del siglo XVI en la Comunidad de Madrid todavía perduran importantes muestras. Mientras que algunas presentan un estado de conservación excepcional, otros muchos castillos solamente mantienen el recuerdo de algunos de sus torreones o murallas, de lo que un día fueron. Tal y como vemos en el mapa que mostramos a continuación, todos ellos se distribuyen por diversos puntos de la región madrileña, siendo los 10 más espectaculares que han llegado prácticamente íntegros hasta nuestros días.
Castillo de los Mendoza (Manzanares El Real)
Símbolo y estandarte del pasado medieval de la Comunidad de Madrid, el Castillo de los Mendoza, ubicado en la localidad de Manzanares El Real, fue construido en el siglo XV por la poderosa familia Mendoza, en plena Sierra de Guadarrama, siendo uno de los monumentos de la Edad Media mejor conservados de España. Su estilo recuerda al gótico-isabelino, lo cual se explica en que Juan Guas, arquitecto del período de los Reyes Católicos, intervino en la realización del mismo. Fue este mismo maestro el que diseñaría también el Palacio del Infantado, en Guadalajara, para los mismos propietarios.

El castillo de Manzanares El Real, aunque también con intenciones militares, se concibió en un momento en el que ya primaba el uso palaciego. Fue levantado sobre una antigua iglesia, de la que se conservan restos de estilo románico y mudéjar. Tres torres cilíndricas se elevan en cada una de sus esquinas, mientras que la que cierra su planta es cuadrada. Su patio de armas es porticado y a través de él quedan organizadas sus amplias estancias, que hoy acogen una colección de tapices del siglo XVII. El Castillo de los Mendoza continúa siendo propiedad de sus constructores, aunque su gestión y uso está cedido a la Comunidad de Madrid. De hecho, en este monumento se forjó la actual autonomía madrileña, ya que sirvió de escenario para la firma de su Estatuto en 1982.
Alcázar de Buitrago del Lozoya
En la Comunidad de Madrid, la familia Mendoza también dejó su huella en Buitrago del Lozoya. Esta villa, situada a los pies de la Sierra de Guadarrama, pasó a manos de esta casa nobiliaria en el siglo XIV, manteniéndose bajo su jurisdicción hasta el XIX. Ya en tiempos de dominación musulmana, se cree que existía una fortaleza para defender este punto estratégico y en torno a la cual comenzaría a crecer esta población tras la conquista cristiana en 1085. En el siglo XV, se levantó a instancia de los Mendoza el alcázar o castillo actual, adosado a la muralla, con una clara orientación palaciega, convirtiéndose en una residencia clave de su patrimonio.

Actualmente, apenas se conserva la portentosa estructura de este alcázar construido a finales del período medieval que ya avanzaba los gustos palaciegos del Renacimiento. Construido mayoritariamente en piedra y ladrillo, su planta rectangular estaba protegida hasta por siete torres y se organizaba alrededor de un patio de armas. Ricas yeserías y techumbres formaban parte de este castillo palaciego desde el que los Mendoza gobernaban Buitrago del Lozoya y que, gracias a las labores de restauración, está tratando de recuperar su historia a través de sus cimientos. No hay que olvidar que este castillo sirvió de residencia también a la Reina Juana de Avis o su hija Juana de Trastámara, «La Beltraneja», muy ligada a esta villa de la Sierra de Guadarrama.
Castillo de La Coracera (San Martín de Valdeiglesias)
Don Álvaro de Luna es uno de los personajes fundamentales de la historia de la Corona de Castilla en el siglo XV, como valido de Juan II. A él se debe precisamente la construcción del Castillo de La Coracera, en la localidad de San Martín de Valdeiglesias, cuyo señorío adquirió por unos 30.000 maravedíes en torno a 1434. No obstante, hay fuentes que sostienen que pudo existir una fortaleza anterior de tiempos de Alfonso VIII de Castilla, sobre la que se construiría el actual castillo que todavía hoy contemplamos casi seis siglos más tarde.

Tras la caída en desgracia y la decapitación de Don Álvaro de Luna, el Castillo de La Coracera pasó por diversas manos. Se apunta que la propia Reina Isabel «La Católica», tras pactar con su hermano Enrique IV la paz de Castilla en el encuentro que tuvo lugar en Guisando en 1468, disfrutó de una estancia en este castillo. Su torre del homenaje destaca por su robustez, acompaña de otras dos. El patio de armas sirve como eje central para configurar la distribución de sus estancias, entre las que se encuentra su bodega o la capilla. Esta última, con una portada de estilo gótico flanqueada por dos leones. Gracias a su historia, su arquitectura y el entorno natural en el que se ubica, la visita a este monumento no deja indiferente a nadie.
Castillo de Villarejo de Salvanés
Como decíamos, de los diferentes castillos que se construyeron en la Comunidad de Madrid a lo largo de la Edad Media han conseguido llegar hasta nuestros días totalmente íntegros un grupo reducido. No obstante, de otros se conserva una buena parte de su estructura, como es el caso de la fortaleza de Villarejo de Salvanés. Del castillo de esta localidad situada en el sureste de la región madrileña se mantiene en pie su torre del homenaje, una de las más características de España. Son más de 20 metros de altura divididos en cuatro alturas, reforzada con cubillos y matacanes.

El origen del castillo de Villarejo de Salvanés se diluye en el tiempo, aunque la gran mayoría de los estudios lo sitúan en torno al siglo XII-XIII. Su finalidad era reforzar la defensa de las fronteras de Castilla frente a los musulmanes, en pleno período de Reconquista. En tiempos de Felipe II, la fortaleza todavía continuaba en pie, contando también con un buen aposento conformado hasta por mármoles italianos. Por este monumento del que solo se conserva la robusta torre del homenaje han pasado personajes como Juan Martín Díez «El Empecinado», héroe de la Guerra de Independencia, además de haber servido como sede del Tribunal Especial de las Ordenes Militares.
Castillo de Aulencia (Villanueva de la Cañada)
El Castillo de Aulencia, situado en el término municipal de Villanueva de la Cañada, a pesar de contar con la declaración de Bien de Interés Cultural, forma parte de la Lista Roja del Patrimonio de Hispania Nostra, como consecuencia del estado ruinoso que presenta actualmente. El origen de la fortaleza se podría encontrar en los albores de la dominación musulmana de la Comunidad de Madrid. No obstante, con la recuperación cristiana el castillo continuó utilizándose, como así se tiene constancia durante el reinado de Juan II de Castilla, padre de la Reina Isabel.

El castillo de Villanueva de la Cañada no sobresale por sus dimensiones. Presenta una planta cuadrada en la que la torre del homenaje es el principal elemento que se conserva, situada en una de las esquinas y protegida por la ruinosa barbacana que se mantiene en pie con dificultad. No se tienen demasiados datos de esta fortaleza, aunque en el siglo XX, durante la Guerra Civil, fue bombardeado, como consecuencia de que en él se refugiaba una brigada rusa que apoyaba al bando republicano. Hoy en día, su intervención es decisiva para evitar que acabe engrosando la lista del patrimonio desaparecido de la Comunidad de Madrid.
Castillo de La Alameda (Madrid)
En el distrito de Barajas se erige desde mediados del siglo XV el Castillo de La Alameda, el único que podemos encontrar en la propia ciudad de Madrid. Su construcción se debe a la familia Mendoza, quien obtuvo este territorio, ocupado desde la Edad de Bronce y con restos también de época romana, para incorporarlo a sus dominios durante el reinado de Juan I de Castilla. Se levantó en un momento muy convulso para la historia del reino por los enfrentamientos armados que se vivían. De hecho, durante la Guerra de Sucesión castellana entre Isabel La Católica y su sobrina Juana, el castillo sirvió de refugio a parte de los partidarios de la hija de Enrique IV, entre ellos Juan Zapata, Señor de Barajas.

El Castillo de La Alameda, de reducida dimensión, fue reformado para darle un aire más palaciego durante el Renacimiento. De hecho, su foso fue utilizado para ubicar en él un jardín en el siglo XVI. Diversas personalidades se han hospedado alguna vez entre sus muros, como Fernando Álvarez de Toledo, el Gran Duque de Alba, o la Reina Margarita de Austria-Estiria en 1599, cuando hizo parada en él en su camino a Madrid para contraer matrimonio con Felipe III. Los siglos fueron sucediendo y con la llegada de la Guerra Civil, el castillo fue escenario de la Batalla del Jarama, sufriendo graves daños. Hoy en día, tras haber sido restaurado, se configura como un museo al aire libre, ubicado en un parque público en el que repasar su pasado.
Castillo de Torremocha (Santorcaz)
El Castillo de Torremocha, en la localidad de Santorcaz, fue construido en el siglo XIV, por orden de Pedro Tenorio, Arzobispo de Toledo, sobre una construcción anterior de la que apenas se conservan datos. Su función era servir de residencia para los arzobispos, pero a mediados del siglo XV se transformó en cárcel, entre cuyas celdas llegó a estar el Cardenal Cisneros o Ana de Mendoza de la Cerda, Princesa de Éboli, trasladada aquí desde Pinto.

De la estructura primitiva del castillo de Santorcaz, apenas han llegado hasta nuestros días algunos restos de sus murallas y torres defensivas. En el siglo XVIII todavía se encontraban en pie tres de ellas. Cabe destacar que la Iglesia de San Torcuato se encuentra integrada dentro del recinto del castillo, presentando también un carácter fortificado. Su origen se remonta al siglo XIII, lo que demuestra nuevamente la larga historia de esta localidad madrileña que bien merece una excursión.
Castillo de Batres
Uno de los castillos más famosos de la Comunidad de Madrid, tanto por los eventos que se celebran en él como por las veces que ha servicio de espacio de rodaje para series de televisión, es el de Batres. Fue levantado al final de la Edad Media, entre los siglos XV y XVI, por lo que se enmarca en el estilo renacentista. Se sitúa en un ambiente puramente bucólico, rodeado de un bosque que arropa y protege a este monumento declarado Bien de Interés Cultural. Su portada principal es de estilo gótico isabelino, mientras que su patio central sigue los preceptos renacentista del plateresco.

El castillo de Batres es de planta cuadrada y sus estancias se organizan a través de su patio de armas. La torre del homenaje es la parte más antigua del edificio, realizada en ladrillo cocido, y reflejada en la fuente de sus jardines parece todavía más esbelta de lo que ya es. El poeta Garcilaso de la Vega, que fue Señor de Batres, habitó el castillo y en él compuso alguno de sus versos más sobresalientes. Con sus ecos literarios y el encanto de su entorno, hoy este castillo es el mejor escenario para bodas, eventos y grandes celebraciones, aunque se puede visitar por el exterior.
Castillo de los Condes de Chinchón
El antecedente del Castillo de los Condes, en Chinchón, se encuentra en una fortaleza medieval anterior desde la que la familia Cabrera, cercanos a los Reyes Católicos, gobernaban la villa, como señores de ella que eran. Sin embargo, la Guerra de las Comunidades de Castilla provocó que la fortaleza quedase muy deteriorada y en ruinas, por lo que el tercer conde de Chinchón, Diego Fernández de Cabrera y Bobadilla, ordenó demoler la estructura que quedaba en pie y construir a finales del siglo XVI una nueva residencia de aspecto palaciego, propia del Renacimiento.

La planta cuadrada del castillo de Chinchón estaba protegida en sus esquinas por torres circulares, y su interior debió de ser bastante ostentoso. Durante la Guerra de Sucesión española, a comienzos del siglo XVIII, fue ocupado por el bando austríaco, pero fue la Guerra de Independencia, un siglo después, la que provocó su ocaso definitivo. Durante el siglo XX, fue utilizado como fábrica de licores y, actualmente, aunque está declarado Bien de Interés Cultural, no se puede visitar su interior como consecuencia del peligroso estado que presenta. No hay que olvidar que en Chinchón también puede visitarse el Castillo de Casasola, datado del siglo XV y en estado ruinoso.
Castillo de Puñonrostro (Torrejón de Velasco)
En la primera mitad del siglo XV se construyó el Castillo de Puñonrostro. Esta fortaleza de peculiar nombre se encuentra situada en Torrejón de Velasco y evolucionó del uso defensivo al palaciego a lo largo de su historia. Además, en el siglo XVI se convirtió también en prisión para personalidades importantes, como ocurrió con el de Santorcaz que hemos comentado anteriormente. Carlos I de España y Francisco I de Francia parece que se alojaron con él en su travesía a Illescas. Tras su ocaso en el siglo XVIII, pasó a ser una fábrica de jabones. Hoy en día, sus muros, su portentosa torre del homenaje y los susurros de su pasado se van recuperando paulatinamente gracias a las labores de restauración y consolidación del monumento.

Como hemos visto, la Comunidad de Madrid es también tierra de castillos, al igual que sus vecinas regiones castellanas. Distribuidos por diversos puntos de su geografía, los castillos que hemos descubierto en esta ruta son los testigos vivos de un territorio que continúa escribiendo su historia, mirando con orgullo a su pasado. Los nombres de reyes, condes o señores forman parte de este legado cultural, siendo actualmente los turistas los que disfrutan de este rico patrimonio. Mientras que algunos gozan de un estado de conservación excepcional, otros precisan de un proceso de restauración urgente para devolverles su grandeza, pero de lo que no cabe duda es de que todos ellos nos hacen sentir unos auténticos #turistaenmipaís.
J.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Comunidad de Madrid (2015). Guía castillos de Madrid. Madrid: Dirección General de Turismo. Recuperado de: https://turismomadrid.es/images/Contenido/organizate/quioscopublicaciones/GUIA_CASTILLOS_DE_MADRID.pdf
García de Paz, J.L., y Herrera Casado, A. (2009). Castillos y Fortalezas de la Comunidad de Madrid. Guadalajara: Aache Ediciones.
IMAGEN DE PORTADA
Fundación Castillo de la Coracera (2020). Castillo de la Coracera [imagen]. Recuperada de: https://www.castillodelacoracera.com/