La España Vaciada es uno de los problemas sociales más importantes a los que debe hacer frente nuestro país en los próximos años. La despoblación de las regiones rurales, aquellas en las que el sector primario, el que precisamente satisface nuestras necesidades esenciales, es la principal base de su economía, ha provocado que ciudades como Soria hayan perdido relevancia en el mapa político y territorial español. Sin embargo, de lo que nunca estarán vacíos estos rincones es de arte, cultura, tradición e historia. En concreto, esta capital de provincia de Castilla y León es una de las protagonistas de esta España Vaciada que, también a través de su importante patrimonio cultural y natural, lucha por recuperar el lugar e interés del conjunto de la sociedad.
La herencia del arte románico es uno de los principales motivos que animan a los turistas a acercarse a Soria, aunque no es el único. De hecho, nadie se resiste al encanto y el aura mágico de esta ciudad castellana, en la que escritores, poetas y artistas dejaron su huella a través de sus versos, de sus leyendas o de las historias que narran los capiteles románicos de sus iglesias. Con la perpetua estrofa del río Duero como hilo musical de fondo, y el sempiterno guardián Saturio en lo alto de la peña para guiarnos, descubrimos a continuación todo lo que hay que ver en la ciudad de Soria, uno de los destinos culturales y naturales más fascinantes de España. ¿Te apuntas al recorrido?
Apuntes históricos de la ciudad de Soria
Antes de descubrir lo que tenemos que ver en Soria, hay que conocer la historia que se esconde detrás de cada uno de los adoquines de sus centenarias calles. Aunque cerca de la ciudad se encuentran vestigios de la Prehistoria, como las pinturas rupestres del Monte Valonsadero, o la histórica población celtíbera de Numancia, lo cierto es que son pocas las noticias que se tienen de la propia capital de provincia. Algo que muchos pasan por alto es que las primeras señas documentales que tenemos de Soria son de principios del siglo XII, cuando la naciente villa no era castellana, sino aragonesa. Alfonso I El Batallador, Rey de Aragón, fue quien conquistó la ciudad y se la arrebató a los musulmanes.

En 1136, reinando Alfonso VII de León, Soria quedó ligada al Reino de León, pero pronto pasaría a manos castellanas. De hecho, el nacimiento de Alfonso VIII de Castilla, el de las Navas de Tolosa y fundador del Monasterio de las Huelgas Reales de Burgos, se cree que tuvo lugar en la misma ciudad cuya historia estamos descubriendo. Desde entonces, comenzó el crecimiento de Soria, reflejado en sus murallas o sus iglesias, que llegaron a contarse en 35 parroquias en tiempos de Alfonso X El Sabio, que también pasó por este rincón de Castilla y fue donde precisamente recibió la noticia de que podía convertirse en Emperador del Sacro Imperio.
La lana permitió que Soria creciera económicamente. La nobleza y las órdenes militares dejaron impronta su huella en esta ciudad castellana. Los primeros, a través de sus palacios de estilo renacentista, y los segundos en el patrimonio religioso, principalmente. Sin embargo, crisis como la expulsión de los judíos con el consiguiente éxodo de población o la pérdida de importancia política a partir del siglo XVI comenzaron a asentar el declive de Soria, confirmado en el siglo XIX. En este momento, solo los poetas y escritores se interesaron por su aura legendario, el cual todavía hoy, después de tantos siglos, mantiene intacto la tranquila y coqueta ciudad de Soria.
Qué ver en Soria
La historia de Soria que hemos resumido en las líneas anteriores se refleja en el rico patrimonio cultural que se puede contemplar paseando por sus calles. Posiblemente, el arte románico sea el principal motivo para visitar esta ciudad castellana, pudiendo encontrarlo reflejado en sus iglesias o claustros, aunque también el importante inventario de palacios renacentistas con los que cuenta. No hay que olvidar tampoco la presencia de poetas y escritores, cuya herencia literaria se hace presente en varios rincones del casco histórico soriano. Antonio Machado y Gustavo Adolfo Bécquer son dos de los principales embajadores de Soria, siendo los guías perfectos con los que recorrer el plano turístico de la mano de sus obras.
San Saturio y el río Duero
Sin duda, hablar de Soria es hablar del Duero y, por supuesto, de su eterno custodio: San Saturio. A este río han cantado poetas y escritores a lo largo de toda la historia, siendo fuente de vida para los sorianos y de inspiración para los artistas. Sus aguas han sido testigo, y seguirán siéndolo, de los acontecimientos históricos de esta capital de provincia castellana que, aunque desconocida para muchos, ofrece en su ribera uno de los paisajes más espectaculares que se pueden contemplar en España, especialmente al atardecer en los meses otoñales. Los altos y esbeltos chopos, cuyas hojas presentan tonalidades tan diferentes a lo largo de las diferentes estaciones del año, son también protagonistas de este entorno natural.

En Soria, tal y como estamos comprobando, naturaleza y cultura caminan de la mano, y la máxima expresión se observa en la ribera del Duero. A pesar de la importancia del puente de piedra del siglo XII que cruza todo su cauce, de extremo a extremo o de los monasterios de San Polo y San Juan de Duero situados a lo largo de la orilla, la Ermita de San Saturio es la que se lleva la atención de todas las miradas. Situada en una de las peñas de la Sierra de Santa Ana en el mismo margen del río, está dedicada al patrón de la ciudad, cuya fiesta y romería tiene lugar cada 2 de octubre.

Saturio de Numancia fue un anacoreta de época visigoda que, a pesar de pertenecer a una familia rica, se retiró a una cueva en la Sierra de Santa Ana, junto al Duero, para construir un oratorio en honor a San Miguel. Sobre él, hoy en día se levanta este santuario de estilo barroco y planta octogonal. En la iglesia, en la que se conservan parte de las reliquias del santo, hay que alzar la vista y contemplar los frescos de su cúpula, pues nos trasladan con su majestuosidad a los de la Capilla Sixtina. Todo en este espacio es rococó e invita a sufrir un stendhalazo. Desde las ventanas de las salas capitulares, las vistas de la ribera del Duero son igualmente magníficas.
Arte románico en la ciudad de Soria
Resumir el románico soriano en unos cuantos párrafos es ardua tarea, como consecuencia del importante legado artístico que atesora esta capital de provincia castellana y que nos daría para escribir varios y profundos artículos. Nadie que visite la ciudad durante un fin de semana puede irse sin haber contemplado las joyas románicas que se distribuyen a lo largo de su casco histórico. Soria llegó a contar hasta con 36 iglesias construidas bajo las trazas de este estilo artístico, aunque, desafortunadamente, no todas se han conservado, siendo muchas las que han desaparecido o sobre las que se han construido templos posteriores.
- Iglesia de Santo Domingo
Anterior al templo que contemplamos hoy en día, existió otra iglesia románica, de la que solamente se conserva la torre cuadrada que sirve de campanario a la actual. Su fábrica data de finales del siglo XII, siendo su espectacular fachada una de las postales románicas más famosas de toda España. La ejecución de la Iglesia de Santo Domingo pudo deberse a Alfonso VIII de Castilla y su esposa, la Reina Leonor de Plantagenet. La portada de acceso a la iglesia es una auténtica Biblia en piedra de un gusto exquisito muy similar al románico francés, en cuyo tímpano se representa a Dios con su hijo en brazos y sobre ellos la paloma del Espíritu Santo, una iconografía muy poco usual. No hay que olvidar su maravilloso rosetón, que nos demuestra que no solo el gótico entendía de luz.

- Iglesia de San Juan de Rabanera
Los paisanos de Rabanera del Campo fueron trasladados en el siglo XII a Soria para repoblar esta naciente ciudad castellana. A esto hay que unir que la iglesia dedicada a San Juan de Rabanera aparece documentada en el censo de parroquias de la época del Rey Alfonso X como una de las 35 iglesias de la villa. Es una de las joyas románicas de Soria que, aunque fue objeto de importantes reformas durante el período Barroco, conserva la esencia propia de su sencillez arquitectónica. No sobresale por sus importantes dimensiones, pero sí por los detalles que podemos contemplar en su portada románica. Desde el año 2000, cuenta con la declaración de Bien de Interés Cultural.

- Iglesia de Santa María la Mayor
Hogar de las alegrías y las penas de Antonio Machado. La Iglesia de Santa María la Mayor se levanta sobre un primitivo templo románico dedicado a San Gil, cuya arquitectura todavía hoy se puede apreciar en este monumento en el que el poeta de origen sevillano contrajo matrimonio el 30 de julio de 1909 con Leonor Izquierdo. Tres años más tarde, el mismo templo vería entrar por su portada románica su féretro para celebrar su funeral, al fallecer de tuberculosis el 1 de agosto de 1912. Tras este terrible suceso, Machado abandonó Soria, aunque su recuerdo pervive en el ambiente de sus calles, en sus versos y, como no, también en la escultura de bronce de su querida esposa que se encuentra junto a la misma Iglesia de Santa María la Mayor.

- Claustro de la Concatedral de San Pedro
Cuando hablamos de románico, no podemos dejar pasar la importancia que los claustros alcanzaron también en este período artístico de la historia. En Soria, uno de los que todavía perviven, aunque son muchas las voces que solicitan la restauración del mismo para frenar su drástico deterioro, es el de la Concatedral de San Pedro. Está declarado por sí mismo Monumento Nacional desde 1929 y su estilo recuerda al del Monasterio de Silos. Aunque únicamente conserva tres de las cuatro galerías que tenía en su origen, es suficiente para contemplar cómo se labraron las piedras areniscas que dan forma a pasajes bíblicos, motivos vegetales o animales a lo largo de sus diferentes capitales. Su acceso se puede hacer desde el interior del templo, cuya visita también merece la pena y sorprende a quienes la realizan.

La herencia de Templarios y Hospitalarios
Los Pobres Caballeros de Cristo y del Templo de Salomón, más conocidos como Templarios, son posiblemente los visitantes más legendarios de la ciudad de Soria. Hay constancia de que no solo pasaron por la ciudad, sino que llegaron a establecer en ella edificios que todavía hoy conservamos y que atraen la atención de los turistas. Sin embargo, el ambiente caballeresco de la ciudad no se limita a ellos, pues también fue destacada la presencia de los Caballeros Hospitalarios de San Juan de Jerusalén, a quienes debemos la construcción del Monasterio de San Juan de Duero. Además, los caballeros de las órdenes de Calatrava, San Lázaro de Jerusalén o Santa Cristina de Somport también mantuvieron encomiendas en Soria, aunque hoy en día apenas se conserva patrimonio a ellas ligado.
Monasterio de San Polo
En el margen izquierdo del Duero, los Caballeros Templarios establecieron una encomienda con la que defender la entrada a la ciudad de Soria. El origen del Monasterio de San Polo se encuentra en el siglo XII, y los estilos románico y gótico son los protagonistas de su arquitectura. De lo que un día fue, apenas queda nada, aunque sí el eterno recuerdo a sus primitivos moradores, los Templarios. Tras la disolución de la orden en 1312, esta propiedad pasó a manos de la nobleza, continuando todavía hoy, siglos después, en manos privadas.

Los Templarios se establecieron en el Monasterio de San Polo, pero también fueron custodios de la Ermita de San Saturio, por entonces dedicada a San Miguel, uno de sus santos patrones. La leyenda que siempre ha perseguido a estos caballeros sigue presenten en el monumento soriano que pervive en el margen del Duero, declarado Bien de Interés Cultural y en el que Gustavo Adolfo Bécquer situó las leyendas «El Rayo de la Luna» y «El Monte de las Ánimas».
Monasterio de San Juan de Duero
También en el margen izquierdo del río Duero, encontramos otro de los monumentos más importantes de Soria. Hablamos en este caso del Monasterio de San Juan de Duero, o lo que queda de él. Fue construido por la Orden de los Caballeros Hospitalarios de San Juan de Jerusalén, sobre una antigua iglesia de estilo románico. Haciendo uso de este mismo estilo, levantaron el resto del complejo del que, actualmente, solo conservamos el maravilloso claustro y parte del templo, en el que también Gustavo Adolfo Bécquer situó alguna de sus misteriosas y románticas leyendas.

El claustro del Monasterio de San Juan de Duero es uno de los tesoros románicos más importantes de España. La belleza de sus trazas es única en toda Europa, con una importante variedad en el estilo de sus arcos, que gozan de un excelente estado de conservación, pudiendo observar desde los que se asemejan a los de herradura, los apuntados que se entremezclan entre ellos hasta los puramente románicos, aunque con ciertas influencias bizantinas o árabes. Por su parte, sus capitales han sufrido más el paso del tiempo, siendo escasos los que conservan su iconografía.
La Soria palaciega, reflejo de sus linajes
Pervive en Soria una de las instituciones nobiliarias más antiguas de España: los Doce Linajes. Las familias de la oligarquía soriana se agruparon en torno a esta organización cuya imagen responde a una rueda en la que se reflejan las armas de cada una de las casas, rodeando a un caballero a caballo que muchos identifican con Alfonso VIII. No es de extrañar que sea precisamente su escudo de esta época, ya que parece que se inspire en la mesa redonda de las leyendas artúricas propias del reino paterno de la Reina Leonor de Platagenet. A pesar de ello, el origen histórico de los Doce Linajes de Soria es difuso y continúa estudiándose.

La grandeza de la nobleza local soriana, cuyo mayor período de esplendor se vivió entre los siglo XVI y XVII, no solo se reflejó en su economía, sino también en el arte y la arquitectura. Son muchos los palacios, especialmente de estilo renacentista, que se pueden encontrar paseando por el casco histórico. El Palacio de los San Clemente, el de Don Diego Solier, el de los Ríos y Salcedo (de un estilo plateresco exquisito y sede del Archivo Histórico Provincial) o el Palacio del Marqués de Alcántara, uno de los últimos que se construyeron en Soria y de clara influencia Barroca. Sin embargo, de quedarnos con uno, sin duda con el de los Condes de Gómara.
Palacio de los Condes de Gómara
El Palacio de los Condes de Gómara es el ejemplo más representativo de la arquitectura renacentista civil soriana. Fue levantado en el siglo XVI, concretamente entre 1577 y 1592, por la familia de los Ríos y Salcedo, que ya tenían otra casa señorial en la ciudad de Soria, la cual todavía se conserva. Cuenta la leyenda que las dimensiones del Palacio de los Condes de Gómara iban a ser mucho más espectaculares de las que ya presenta, pero Felipe II impidió que se ejecutase el proyecto para no eclipsar a su magna obra de El Escorial.

El Palacio de los Condes de Gómara, que actualmente es la sede del Palacio de Justicia de la ciudad, se organiza alrededor de un patio central, aunque lo más impresionante es su magnífica galería exterior, que protagoniza su fachada: 12 ventanales en la parte baja y 24 arcos en el piso superior, y una torre cuadrada en uno de sus extremos. Sin duda, impresionante.
Soria no es solo un canto al Duero, sino también a la historia, el arte, la arquitectura y la tradición, una ciudad en la que el patrimonio narra su devenir social y que puede convertirse en el impulso con el que volver a situarse en el mapa político y territorial de España. El románico, la belleza de sus paisajes naturales, el eterno magnetismo de San Saturio y los ecos de Machado o de Bécquer acompañan a todos los visitantes que se decantan por esta capital de provincia de Castilla y León que, sin lugar a dudas, les hacen sentir unos auténticos #turistaenmipaís con ganas de repetir y volver.
J.
Un comentario en “Románico y literatura en Soria, la ciudad de la eterna estrofa del Duero”