El 8 de junio de 1525, se coloca en Segovia la primera piedra de la Catedral de Nuestra Señora de la Asunción y San Frutos. No era la primera sede catedralicia construida en la ciudad del acueducto, pero sí la última de estilo gótico que se levantó en toda España, cerrando un ciclo artístico del que hemos heredado esta y otras muchas joyas arquitectónicas. Influida por el incipiente Renacimiento que ya imperaba en Europa y en buena parte de nuestro país, la catedral de Segovia destaca por su elegancia, retando sus agujas y alto campanario a las cercanas montañas del Sistema Central.
La catedral segoviana es uno de los monumentos más visitados de la ciudad, ejerciendo su imponente arquitectura de imán y faro para atraer hasta ella a los turistas que pasean por las calles del casco histórico, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1985. Su construcción fue ordenada por el emperador Carlos V, que dotó a Segovia de uno de los templos más majestuosos de la Cristiandad. Esta es solo una de las curiosidades y secretos que forman parte de la historia de este edificio. Todos ellos te animarán a visitar en primera persona este imponente monumento. ¿Te vienes a descubrirlos?
Historia de la catedral
La actual catedral que podemos contemplar en la ciudad de Segovia es la tercera que ha tenido este rincón histórico de la comunidad de Castilla y León. La primitiva se encontraba en la zona del Parral, junto al río Eresma, pero fue destruida en torno al siglo VI. Posteriormente, la geografía ibérica se vio sumida en el dominio de los árabes, y Segovia no fue ninguna excepción. La recuperación cristiana de la ciudad no tuvo lugar hasta el año 1088, de la mano de Alfonso VI de León. La primera preocupación fue reforzar su defensa, siendo de esta época buena parte del recinto amurallado que ha llegado hasta nuestros días.

Hay que esperar a mediados del siglo XII para hablar de la segunda catedral, un templo de estilo románico que se encontraba situado frente al Alcázar y para cuya construcción fue decisiva la intervención del rey Alfonso VII. El poder político y religioso compartieron un espacio desde el que se dominaba toda la ciudad. Bajo la advocación de Santa María, presentaba un aspecto fortificado y sus dimensiones no eran elevadas ni espectaculares, a excepción de su campanario, que parecía más la torre de un castillo que de una iglesia. La consagración de esta segunda catedral tuvo lugar el 16 de julio de 1228.

En el siglo XV, el claustro románico de la catedral se encontraba en ruinas, por lo que, a partir de 1472, comenzó la construcción de uno nuevo, de estilo gótico. Hubo que esperar hasta que la reina Isabel La Católica tomó control del trono de Castilla para que las obras avanzasen considerablemente, dándole su toque personal, reafirmando el gusto por el arco ojival. De hecho, la propia soberana sufragó la portada de acceso al claustro, estando coronada por su escudo de armas y una de las muestras de estilo gótico isabelino.
De románico a gótico: una nueva catedral
El aspecto fortificado de la catedral románica de Segovia sirvió de refugio para los comuneros, especialmente su alto campanario, lo que provocó que la Guerra de las Comunidades tuvieran por desenlace la destrucción del templo, cuya ruina era evidente. El emperador Carlos V tomó la decisión de construir una nueva catedral, alejada de la sede política que representaba el Alcázar, eligiendo un emplazamiento elevado, junto a la Plaza Mayor, ocupando el espacio del antiguo Convento de Santa Clara. Con esta decisión, el monarca se reconciliaba con la ciudad del acueducto, que había defendido fervientemente la causa comunera contra él.
La primera piedra de la nueva catedral se colocó en la fachada occidental, la actual Puerta del Perdón, en una solemne ceremonia celebrada el 8 de junio de 1525. Contaba con las armas del emperador y del obispado de Segovia. Esta es una de las curiosidades de la historia de este monumento. A diferencia de otras iglesias, las obras comenzaron por esta zona para mantener vivo el culto en la iglesia del antiguo Convento de Santa Clara, que se encontraba en la actual cabecera de la catedral.

El diseño gótico de la catedral es discutido por historiadores del arte, debido a que presenta una clara influencia renacentista, pero la mezcla de ambas corrientes arquitectónicas es la que ha permitido que el edificio presente una elegancia y majestuosidad única en España. El proyecto corrió a cargo, en un primer momento, por el arquitecto Juan Gil de Hontañón, que también trabajó en la Catedral nueva de Salamanca, lo que explica las semejanzas entre ambos monumentos. A ellos les siguieron otros maestros, destacando también que en torno a 1530 visitó las obras Enrique Egas, que dirigía las obras de la seo de Toledo, y los campanarios de ambos templos presentan también cierto parecido.

Traslado del claustro gótico
Una de las grandes curiosidades de la catedral de Segovia se encuentra en su claustro. Se trata de la herencia de la segunda sede catedralicia que tuvo la ciudad, habiéndose trasladado piedra a piedra en una hazaña por conservar este bien patrimonial hasta entonces prácticamente única en la historia. El 29 de julio de 1529, quedó completamente colocado en su nuevo emplazamiento, el que actualmente sigue teniendo.

Después de más de dos siglos desde la colocación de la primera piedra, la consagración de la catedral segoviana tuvo lugar el 16 de julio de 1768. Desde entonces, se ha hecho eterna en el casco histórico de esta ciudad que fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, distinción de la que también se aprovecha la propia iglesia. Sin embargo, es su sobrenombre de Dama de las Catedrales el que luce con más orgullo. Sobre por qué se denomina así, se debe a Emilio Castelar, presidente de la Primera República, que la definió de este modo.
Visita la catedral de Segovia
Adentrarse en la Catedral de San Frutos y la Asunción es pasear también por la historia de la propia Segovia. Además de contemplar su propia arquitectura, no hay que dejar de pasear por las 18 capillas laterales que se distribuyen entre la girola y las naves, que custodian verdaderas obras de arte, reflejo del esplendor con el que se quiso dotar a esta iglesia. Entre todos los tesoros, no hay que perder el Cristo Yacente de Gregorio Fernández, que procesiona en Semana Santa; el retablo de la Capilla de la Piedad, ejecutado por Juan de Juni, o el tríptico del Descendimiento, de Ambrosius Benson. No hay que olvidar el Sinodal de Aguilafuente, conservado en su archivo y el primer libro impreso en España.

185 escalones conducen hasta el campanario, desde donde se contemplan unas maravillosas vistas de la ciudad de Segovia y que también forma parte de la visita a la catedral. Por el camino, los visitantes pueden pararse a descansar en algunas de las salas, como la audiovisual en la que se cuenta la historia de la torre, u otra en la que se conserva una importante colección de tapices.

Los amantes de los secretos encontrarán en la catedral de Segovia un verdadero mapa de curiosidades que ir descubriendo mientras se admira su arquitectura. Este monumento imprescindible de la ciudad del acueducto, que tuvo que esperar más de 200 años para estar finalizado, pero cuyo resultado fue la obra gótica más esbelta y elegante de la geografía española, la dama de todas ellas, te hará sentir un verdadero #turistaenmipaís.
J.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
ÁLVAREZ, M., CÁMARA, A., ÁLVAREZ, M. D. (1988). Levantamiento de la Catedral de Segovia. Informes de la construcción (401), pp. 7-14. Recuperado de: http://informesdelaconstruccion.revistas.csic.es/index.php/informesdelaconstruccion/article/viewFile/1533/2381
CASASECA, A. (1978). Trazas para la catedral de Segovia. Archivo español de arte (201), pp.29-52. Recuperado de: https://search.proquest.com/docview/1302143759?pq-origsite=gscholar&fromopenview=true&imgSeq=1
RUIZ HERNANDO, J. A. (). La Catedral de Segovia. Madrid: Edelisa, Biblioteca UCM
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