Mil años del Castillo de Loarre, la fortaleza románica mejor conservada de Europa

El castillo que un día fue construido para defender las fronteras del Reino de Navarra, forma parte hoy en día de las tierras aragonesas, rivalizando en altura con las altas montañas pirenaicas que le sirven de muralla natural de protección. A pesar de ser la fortaleza románica mejor conservada del mundo, Loarre alcanzó la fama mundial también gracias a los viajes en el tiempo de El Ministerio del Tiempo de Televisión Española, sirviendo de prisión para esta ficticia institución, o como escenario de la película El Reino de los Cielos. Amantes del románico, cinéfilos y ministéricos, o los tres casos al mismo tiempo, se acercan hasta esta localidad de la provincia de Huesca para admirar este milenario monumento enclavado en una cima rocosa y a todos ellos deja siempre boquiabiertos. ¿Vienes a descubrirlo?

La milenaria historia del Castillo de Loarre

Buscar la historia que se esconde detrás de las piedras del castillo románico mejor conservado de Europa no es tarea fácil. Hay que remontarse al reinado de Sancho III de Pamplona, más conocido como Sancho el Mayor, para comenzar a esbozar la biografía de este portentoso monumento. El monarca conquistó esta sierra entre 1016-1033 y edificó un bastión contra el avance del Islam. Aunque son varias las fechas que se contemplan, buena parte de la comunidad histórica coincide en que a partir de 1020 se iniciaría la construcción, lo que se traduce en que nos encontramos ante una fortaleza milenaria. Además, se escogió una localización previamente utilizada por los romanos, Calagurris Fibularia.

Los Reyes Sancho III, Ramiro I y Sancho Ramírez, promotores del Castillo de Loarre

De la época de Sancho el Mayor, se conserva la iglesia dedicada a Santa María de Valverde, que ejerció de primitiva capilla del castillo, el patio de armas o la Torre de la Reina. Concretamente, en la zona sur de la fortaleza la que corresponde a los primeros albores constructivos. Por su parte, Ramiro I de Aragón, sucesor del monarca anterior en el reino aragonés, continuó la ampliación, añadiendo la magnífica Torre del Homenaje. Con sus 22 metros de altura, se considera una de las mejor conservadas del mundo.

Sin embargo, será el rey Sancho Ramírez el que dote al Castillo de Loarre del aspecto definitivo que podemos contemplar actualmente tras las restauraciones, convirtiéndolo también en un centro religioso, además de la función militar que ya tenía. En 1068, el monarca realizó un viaje a Roma, donde se declaró vasallo de la Santa Sede ante el Papa Alejandro II y defensor de la Cristiandad. Por ello, a partir de 1071, se iría introduciendo paulatinamente en Aragón el rito romano, en detrimento del mozárabe.

Iglesia de San Pedro, en el Castillo de Loarre. Fuente: Románico Aragonés

Dentro de las iniciativas que llevó a cabo Sancho Ramírez para ganarse el favor del Papado estuvo la de fundar una abadía de canónigos agustinos en el Castillo de Loarre, que contó con la protección papal por bula de Alejandro II fechada el 18 de octubre de 1071. Sin embargo, el espacio no estaba acondicionado para ello, y mucho menos para acoger una fundación real. Por ello, emprendió importantes reformas, especialmente en la zona sur, destacando la Iglesia de San Pedro o la Cripta de Santa Quiteria.

Una vez que la consolidación de las fronteras de la Corona de Aragón frente al Islam había finalizado, la historia del Castillo de Loarre comienza a desvanecerse, pasando a formar parte del patrimonio de varios nobles que se le intercambian. A partir del siglo XVI, los habitantes del recinto fortificado deciden trasladarse a la villa de Loarre, utilizando algunas piedras de la fortaleza para construir sus casas. Desde entonces, la pista del castillo se pierde, hasta que los viajeros románticos del siglo XIX se topan con esta joya a la que el olvido ha salvado de la desaparición, por paradójico que parezca.

Panorámica del Castillo de Loarre. Fuente: Turismo de Aragón

Solo la erosión natural había provocado deterioro en la estructura del Castillo de Loarre, pero la falta de interés durante siglos había conseguido que no se le hubiera incorporado añadidos de otros estilos arquitectónicos que le hubieran restado belleza a su sencillez románica. En 1906, fue declarado Monumento Nacional y desde 2004 sus actuales protectores, con el Gobierno de Aragón a la cabeza, luchan por el título de Patrimonio de la Humanidad para este legendario castillo.

Qué ver en el Castillo de Loarre

Ya se vaya en busca de su historia milenaria o por sentirse un personaje más de las series o películas que se han rodado o inspirado en torno al Castillo de Loarre, su visita siempre merece la pena. Son varias las estancias que se descubren durante el paseo por su recinto y, sin querer hacer demasiados spoilers, vamos a comentar a continuación algunas de las más impresionantes o importantes de todas.

Muralla y Torre de Albarrana

La muralla que rodea la fortaleza de Loarre se extiende durante 200 metros de forma circular o cilíndrica y está compuesta por once torreones, siendo todos ellos circulares, a excepción de uno de ellos que es de planta cuadrada. Sin duda, la población que vivió hasta el siglo XVI en el interior del recinto estuvo bien protegida de los ataques enemigos.

Murallas del castillo. Fuente: Heraldo de Aragón

Por su parte, la Torre de Albarrana disfruta de su soledad separada del resto del conjunto. Todo apunta a que se levantó en época de Sancho III el Mayor y que no tenía un motivo defensivo, aunque la comunidad histórica no llega a un acuerdo en este aspecto. En Loarre, la historia se sigue escribiendo y todo puede pasar.

Iglesia de San Pedro

La Iglesia de San Pedro fue erigida por mandato del rey Sancho Ramírez, en el momento en el que dotó a la fortaleza de Loarre de su significado religioso, instalando en ella una abadía. Aunque el proyecto que se pensó para el templo debía ser más ambicioso, la orografía obligó a tener que construir una iglesia más modesta, de una sola nave, aunque no por ella portentosa e impresionante, y un ábside semicirculas que la remata.

Interior de la Iglesia de San Pedro del Castillo de Loarre. Fuente: Románico Aragonés

Nadie puede perder de vista los ochenta y dos capiteles que decoran el templo, de inspiración vegetal y bíblica en su amplia mayoría pero todos ellos diferentes y de pura belleza. Del mismo modo, los visitantes alzan la mirada para contemplar la bóveda semiesférica que se alza antes de llegar al ábside, una verdadera joya del románica aragonés.

Cripta de Santa Quiteria

Debajo de la iglesia, se encuentra la Cripta de Santa Quiteria, también de la época de Sancho Ramírez. Abovedada, su planta cilíndrica sigue las trazas del ábside superior de la Iglesia de San Pedro. Aunque la penumbra dificulta la visión, no hay que perder de vista los capiteles que flanquean sus ventanas. Por su parte, destacar que en la cripta estuvo depositada la arqueta con las reliquias de San Demetrio, actualmente en la Iglesia de San Esteban, de la propia localidad de Loarre.

Torre de la Reina y del Homenaje

De tres alturas y con una galería de ventanas geminadas en su última planta, la Torre de la Reina se muestra esbelta y elegante. A pesar de su romántico nombre, acuñado por la tradición popular aunque nunca aquí vivió reina, princesa o dama alguna, fue una torre defensiva para proteger el primitivo castillo levantado por Sancho III el Mayor. Aunque es de reducidas dimensiones, es suficiente para ser una joya del arte románico lombardo.

Detalle de la Torre de la Reina. Fuente: Mágicos Pirineos

Una pasarela metálica moderna une la Torre de la Reina con la del Homenaje. Fue levantada como torre albarrana en época de Ramiro I de Aragón, pero las modificaciones que llevó a cabo Sancho Ramírez motivaron que quedase integrada en el interior del recinto amurallado, perdiendo su función defensiva. Es la torre de mayor altura de todo el complejo, lo que hace que sobresalga y resalte por encima del resto. Como curiosidad, en ella se construyó un retrete, que todavía se conserva, todo un avance para un edificio militar de estas características.

La historia del Castillo de Loarre se entremezcla con el arte que desprenden sus piedras y muros, la seña del arte románico en estado puro. Su ambiente romántico del que se hicieron eco los viajeros del siglo XIX todavía es palpable, ya que los actuales turistas experimentan las mismas sensaciones que sus predecesores. Esta milenaria fortaleza que llamó la atención de directores de cine y ficciones televisivas es un tesoro del pasado que, al menos, hay que visitar una vez en la vida porque, sin duda, te hará sentir un verdadero #turistaenmipaís cuando lo contemples.

J.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

García Omedes, A. (s. f.). El Castillo Románico de Loarre. Recuperado de: http://www.castillodeloarre.org/castillo.htm

Yuguero Suso, B. (2018). Estudio arquitectónico-arqueológico de los Castillos Reales de Navarra. El caso del Castillo de Loarre (Huesca). En Ordoñez Castañón, D. (ed. lit.). II Jornadas Doctorales Interuniversitarias. Programa de Doctorado en patrimonio arquitectónico, civil, urbanístico y rehabilitación de construcciones existentes. Santander. Recuperado de: https://dialnet.unirioja.es/servlet/libro?codigo=769789

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